Yolanda y Ana, la historia de una amistad que nació por amor al colegio Normal
Una tiene 100 años y es la egresada más grande en la actualidad del colegio Normal. La otra tiene 20. Son protagonistas de una tierna historia de amistad nacida del amor al colegio donde fueron alumnas.
Un día en 1936, Yolanda Alemani de Masjoán recorrió por última vez con su uniforme escolar, a modo de despedida, los pasillos de la escuela Normal "Nicolás Avellaneda". Ocho décadas más tarde, en 2016, Ana Sarafián se levantó de su banco con la remera de la promo al finalizar su ciclo y repitió la misma escena.
Una etapa se cerraba y la vida se les abrió frente a sus ojos, pero aunque pasó el tiempo las dos siguen tan ligadas al colegio como aquel día, como la primera vez que vistieron su uniforme.
Yolanda tiene 100 años y es hoy la egresada con mayor antigüedad del centro educativo de barrio Catedral; y Ana apenas tiene 20.
La más joven es una colaboradora activa de la página "La Centenaria Escuela Normal" junto con Samuel Cervetto y Sebastián Ortiz. Entre los tres decidieron que uno de ellos visitara a "Yola" y le hiciera un reconocimiento por el "récord" que ostenta en la actualidad. La elegida fue Ana, quien se encontró con la "mujer centenaria" en su casa en la ciudad de Córdoba.
Entre ellas hay una historia común que las llevó a caminar los pasillos de la escuela con realidades que se distancian, pero se unen en el recuerdo, el amor y un encuentro particular que vivieron días atrás.
Ana, aun emocionada por todo lo acontecido, solo pudo elogiar a la exalumna más añeja y sintetizó el encuentro a puro elogio: "Yola es muy sencilla, con sus 100 años tiene mucha lucidez, da mucha paz, es un libro abierto y agradezco que tengamos una 'joyita' así en la escuela".
Las exalumnas sienten que ese edificio centenario de calle Rivadavia es algo más que el espacio donde cursaron sus estudios obligatorios. En realidad, ese lugar les dio un motivo para llevar con orgullo los colores de la institución y seguir ligadas a través del recuerdo y la amistad.
Yolanda (segunda de izquierda a derecha
abajo) conoció al amor de su vida en el colegio ya que ambos estudiaron allí
Encuentro especial
"Siempre, con Samuel y Sebastián, tenemos presente a Yolanda y como el 23 de marzo fue su cumpleaños decidimos hacerle un regalo desde toda la comunidad educativa", contó Sarafián a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Yolanda actualmente vive en la ciudad de Córdoba, el lugar donde también estudia la joven, así que ella fue la encargada de llevarle el presente. Sin embargo, lo que parecía protocolar se transformó en una amistad ya que pudieron conversar sobre su amada escuela y lo "especial" que es para ellas.
"Es como si hubiera sido una compañera mía de toda la secundaria, coincidíamos en muchas cosas, como cuando le pregunté '¿Qué parte te gusta más de la escuela? Y dijo que todo le encantaba", recordó la ahora estudiante de Derecho.
El día del encuentro, las miradas se cruzaron por algunos instantes y cada una vio en la otra su propio reflejo. Ese tipo de situaciones solo tienen lugar cuando el interior de las personas siente una conexión particular.
"Yo fui a una escuela donde al principio
no había pupitres, teníamos una tabla encima de las piernas donde escribíamos.
Entonces, qué se puede decir si toda mi escuela es linda, hermosa", rememoró
Yolanda
Sarafián rememoró que pese a los años de diferencia, las dos "aman de igual forma a la escuela". Lógico que las épocas son opuestas pero su compromiso es el mismo, aun cuando ya no pisen aquellas aulas.
Yolanda, desde su casa, recordó cómo eran los primeros años donde la escuela Normal funcionó, ya que fue testigo de la inauguración del edificio.
"Yo fui a una escuela donde al principio no había pupitres - rememoró - teníamos una tabla encima de las piernas donde escribíamos. Entonces, qué se puede decir si toda mi escuela es linda, hermosa", describió.
El edificio escolar no fue solo paredes y bancos para Ana y Yolanda sino una institución que las hizo comprometerse en varias actividades.
"Cuando ingresé en primer año nunca pensé que me iba a dar tanto la escuela; una enseñanza increíble con grandes docentes. Su historia siempre me apasionó y sobre todo me hizo crecer mucho a través de sus actividades", indicó la exalumna más joven.
Antes y después, los maestros
El sentimiento hacia el colegio para Ana viene de familia ya que su mamá también es una egresada de allí y actualmente docente.
"Creo que ella (por su mamá) fue fundamental porque desde chica me di cuenta lo importante que es un profesor y más cuando aman su vocación", expresó sobre su madre, Marisa Luna.
Yolanda tiene la misma vocación docente porque egresó del secundario con el título de maestra y ejerció durante varios años. Es testigo del tiempo en que este tipo de colegio forjó al país de las "maestras normales" que marcaron a fuego las aulas argentinas.
Hoy en día eso está lejos porque el sistema cambió. "Los planes deberían cambiarse, las materias ser más extensas y el secundario tener mayor valor para cuando los chicos egresan. Yo a los 18 años ya era docente, tenía un título y mucha preparación", explicó "Yola", que en sus recuerdos aún tiene las clases de Cecil Newton.
Ella puso en valor aquella época de una forma sencilla: "Los docentes que salían de la escuela Normal fueron ejemplo en todo el país, así como en el nivel primario la educación a todos los rincones llegaba por las escuelas Lainez".
Yolanda tiene 100 años y es hoy la
egresada con mayor antigüedad del centro educativo de barrio Catedral; y Ana
apenas tiene 20 y estudia Derecho en Córdoba
Vinculación permanente
La vida giraba alrededor del estudio y las cosas que hacía en el colegio, por eso Yolanda recordó que tuvo una "vida social y deportiva muy activa".
En el legajo de Anita, la historia es parecida: "A través de todas actividades que me dio la escuela aprendí a construir ciudadanía y valores democráticos, más allá de cómo está la sociedad hoy en día tuve grandes profesores en mi especialidad (Sociales 'D') de quienes aprendí mucho".
A la lista se sumó su participación en el "XIX Foro Estudiantil Genocidio Armenio" y más tarde fue candidata a presidenta del Centro de Estudiantes y formó parte del equipo de Handball en los Intercolegiales.
Cada una de ellas, con constancia y esfuerzo, llevó lo más alto que pudo el nombre del colegio al que tanto -dicen- le deben.
Yolanda contó que "era una alumna común" pero que cuando cruzó la puerta por última vez en 1936 salió preparada para enfrentar el mundo gracias a los conocimientos y valores que le fueron inculcados en la institución.
"Desearía que las cosas fueran como antes y que la escuela fuera la verdadera escuela Normal que formó a tantos y tantos docentes. Los exalumnos no tienen que olvidar a su escuela, tienen que colaborar con ella", sentenció con gran locuacidad esta mujer a la que le sobra altura para poder sostener ese discurso.
Palabras más, palabras menos, Ana subrayó lo mismo y afirmó que fue con el paso de los años que entendió lo "especial" que es el colegio, principalmente por "la dedicación y compromiso de los profesores".
Cuando vuelve a San Francisco no solo lo hace a su casa, también se da una vuelta por el colegio y ahí siempre encuentra una cálida bienvenida. "La escuela siempre tiene las puertas abiertas para todos, siempre se puede volver, el apoyo desde la institución educativa siempre está. Ahora entiendo porque hay veces que la escuela tiene colas y colas para inscribir a los niños", puntualizó la joven.
Ana y Yolanda se consideran unas "privilegiadas" por haber pasado por la Normal. Y, pese a la edad de cada una, ya forman parte de su rica historia.