Yemen: una catástrofe casi olvidada
El baño de sangre en el que está envuelta la población de un país casi olvidado no puede seguir siendo indiferente para la comunidad internacional, por más intereses que estén en juego. Se necesita de manera urgente el socorro internacional y las exigencias para que se detengan las acciones bélicas.
En cualquier atlas geográfico se puede
leer que la República de Yemen, es un país situado en Oriente. Está situada en el Mashreq, al sur de la península
de Arabia, rodeado por el mar Arábigo, el golfo de Adén y el mar Rojo, en
Asia. Es el país más pobre de Medio
Oriente y actualmente sufre una de las guerras civiles más sangrientas del
planeta.
Las imágenes terribles de niños famélicos, síntoma de la hambruna que se vive en ese país como consecuencia de la guerra que comenzó en 2014 han disparado las repercusiones internacionales sobre un conflicto que no tenía gran visualización ni tampoco preocupaba demasiado a las potencias. El drama humano, sin embargo, impele a que se establezcan condiciones para que las atrocidades den paso a la paz.
Gran parte de las infraestructuras públicas han sido destruidas. Las restricciones a las importaciones debidas al bloqueo impuesto por la coalición liderada por Arabia Saudita han derivado en una catástrofe económica y también sanitaria. Médicos sin Fronteras ha denunciado. A fines de octubre un informe de esta organización no gubernamental señalaba que si bien no había datos certeros para declarar que la hambruna es masiva, se observan niños pequeños con desnutrición aguda severa y en determinados lugares las tasas de desnutrición aguda severa están aumentando.
En 2014 se inició una guerra civil cuando tomó el control del país un grupo rebelde denominado hutíes, conocido también como Ansar Allah (Partidarios de Dios), vinculada con la rama del islam chiita que gobierna Irán. Arabia Saudita y otras naciones de la región iniciaron una campaña militar para retomar el poder, con apoyo logístico de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, según denunció el diario The New York Times.
Este mismo diario publicó informes desgarradores y fotografías de los campos de exterminio de Yemen, la consecuencia más horrenda de una guerra que busca controlar un territorio muy pobre pero con una ubicación estratégica esencial y que, además, es parte de las disputas entre las distintas tribus que adhieren al Islam. "Los ojos abiertos de una niña hambrienta se convirtieron en el rostro de una lucha tribal y sectaria que ha convertido al país más pobre de la península árabe en una pesadilla humanitaria. Poco después de que le tomaron la foto, Amal Hussain, de 7 años, murió, al igual que otros innumerables niños yemeníes murieron y continúan muriendo", afirmó en una columna de opinión el prestigioso rotativo neoyorquino.
Todas las miradas de los analistas de la política internacional se vuelven, luego de una imagen que retrató como pocas el drama yemení, hacia los gobiernos de Estados Unidos y Arabia Saudita. El primero porque podría revertir su apoyo en la contienda contra los hutíes. El segundo porque luego del asesinato de un periodista árabe en la embajada de ese país en Turquía está en el ojo de la tormenta. Arabia Saudita ha impuesto medidas y bloqueos que han llevado a la población de Yemen a una hambruna con pocos antecedentes en el pasado reciente.
El baño de sangre en el que está envuelta la población de un país casi olvidado no puede seguir siendo indiferente para la comunidad internacional, por más intereses que estén en juego. Se necesita de manera urgente el socorro internacional y las exigencias para que se detengan las acciones bélicas.