Violencia es mentir
Mienten cuando dicen que van a fondo contra las barras. Mienten cuando dicen que son solo 15 inadaptados. Mentimos los periodistas cuando hablamos de final del mundo, de cicatrices eternas, de que el que pierde se tiene que ir del país.
Mintieron cuando afirmaron que se podía jugar con visitantes o cuando aseguraron que comparado al G20 el operativo era pan comido.
Mentimos cuando decimos que el mundo nos mira maravillados. Mienten cuando se solidarizan y arman pactos de caballeros que se rompen en segundos.
Mienten la Fifa y la Conmebol cuando dicen que se preocupan por el deporte y los deportistas y solo piensan en el negocio.
Mentimos cuando hablamos de folclore, de pasión, de identidad nacional. Mentimos cuando deliberadamente ponemos el foco en un partido de fútbol ocultando que existe una crisis social y desigualdades que requieren atención urgente.
Miente el Estado al estar ausente, como miente la policía cuando se lava las manos.
Nos mentimos y nos creemos a nosotros mismos. Nos miramos el ombligo hasta que la bomba nos estalla en la cara. Y nos desgarramos las vestiduras.
Mentimos cuando estigmatizamos y también cuando nos maravillamos de cifras millonarias sin darnos por enterados de reclamos básicos como el de nuestros docentes. Porque la raíz de todos los males nace cuando falla la educación, pero eso no es noticia.
Mienten los poderes políticos y económicos y nos gusta creerles. Después nos horrorizamos de la violencia, pero nos olvidamos que violencia es mentir.