Una esperanza se abre en la lucha de la mujer policía que quiere volver a caminar
La espera se hace larga pero ni ella ni su familia ni los médicos se rinden. A dos años de una lucha contra un tumor en la médula que la dejó en silla de ruedas, María Eugenia Aimar se aferra a su familia y la ilusión de que con la llegada de un aparato, la rehabilitación de los resultados esperados y le devuelva la movilidad.
Por Isabel Fernández
Un tumor poco frecuente en la médula le impidió seguir caminando y la sacó de su trabajo, pero ella no baja los brazos y con la esperanza como bandera, sigue haciendo todo para volver a tener una vida independiente.
María Eugenia Aimar tiene 32 años, es mamá y policía. Toda su vida fue una mujer muy activa, pero en 2016 todo cambió cuando le detectaron un tumor maligno del sistema nervioso central ubicado en la médula, llamado astrocitoma anaplásico grado III.
Ahí empezó una batalla difícil que ella está decidida a ganar. La derivaron al Hospital Privado de Córdoba donde pasó por una cirugía en la que el tumor no fue extirpado aunque se confirmó que era maligno, luego comenzó un tratamiento de quimioterapia que finalizó en diciembre de 2017. En el medio tuvo una recaída.
En abril pasado sus compañeros de la policía realizaron una campaña solidaria para ayudarla a comprar un electroestimulador portátil necesario para su rehabilitación que le permitiría recuperar su movilidad, luego de que perdiera las funciones producto a la radioterapia a la que se sometió para reducir el tumor. Finalmente, el ansiado aparato llegó hace unos días como la ilusión de volver a llevar una vida independiente.
Con el apoyo de su familia, su hija Pilar de 6 años y sus compañeros encara con mucha fortaleza la rehabilitación para dejar la silla de ruedas y volver a trabajar.
"Cuando me descubrieron el tumor supe que la batalla iba a ser difícil pero también que no la iba a perder y no la voy a perder. El tumor está controlado e incluso más chico pero ahora enfrento el desafío de la rehabilitación", dijo Eugenia a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Aseguró que en enfrentar la enfermedad "fue muy difícil. Era una persona muy activa, todo el día trabajando y de golpe el tumor me impidió caminar, fue un cambio muy grande, necesitaba ayuda para todo porque no me podía mover. Al mismo tiempo tuve que empezar un tratamiento psicológico porque fue un golpe muy fuerte. Pasé por una cirugía de 9 horas y no sabía cómo iba a salir, como iban a quedar las funciones".
La familia, su fortaleza
Los días de Eugenia no son todos iguales pero ella está decidida a salir adelante."Hay días que son muy malos en los que no puedo controlar el dolor y otros días son mejores. El apoyo de la familia es fundamental, tengo a mi hija que es mi fortaleza, hay días en los que no quisiera ni levantarme y ella me hace seguir. También quiero volver a mi trabajo de policía que es lo que me gusta", dijo.
"Afortunadamente, pude conseguir el electroestimulador portátil que permitirá que la información llegue bien al cerebro y yo pueda dirigir mejor los movimientos. Nunca dejé de rehabilitarme pero todavía tengo que fortalecer los músculos para poder usarlo. Tengo por delante unos dos meses de rehabilitación y luego podré usarlo. Son dos meses pero yo quiero lograr el objetivo antes", afirmó convencida.
Eugenia aseguró que hay muchas cosas que me incentivan a seguir."Mi familia, mi trabajo, mis compañeros del Comando Radioeléctrico, la Jefatura y la policía barrial que nunca me dejaron sola, me ayudaron para poder cubrir los gastos de mi enfermedad y el aparato. Es importante que quienes pasan por situaciones difíciles tengan una motivación", remarcó.
"Supe que la batalla iba a ser difícil pero también que no la iba a perder y no la voy a perder", asegura Eugenia quien recibe el apoyo de su familia y su hija Pilar.
Las señales del tumor
Eugenia trabajaba sin problemas a mediados de 2016 pero de repente, aparecieron señales de alerta en su cuerpo. "Me dolían mucho las piernas, pero yo seguía trabajando y después comenzaron a aparecer síntomas que no eran normales, se me dormían los brazos, las piernas no me respondían. Entonces fui a consultar a un neurológo en Córdoba que me dijo que podía tener desde una inflamación, una infección, hasta un tumor en la médula", recordó.
"Finalmente, me diagnosticaron el tumor, a partir de ahí empeoré rápidamente, no podía moverme, tenía que hacerlo con un andador, cada día era peor y me operaron y finalmente el tumor resultó ser maligno", relató Eugenia.
A raíz de eso, esta policía tuvo que vivir durante todo el mes de diciembre en Córdoba donde hice un tratamiento con rayos y luego comencé con quimioterapia via oral durante todo un año.
Tras el tratamiento se recuperó y pudo volver a hacer vida relativamente normal, pero llegó la recaída y volvió a quedar imovilizada. "De un día para el otro me levanté bloquedada otra vez. Empecé a sentir que las piernas no estaban funcionando bien, a partir de ahí comenzó otra parte de la lucha", finalizó.
El astrocitoma anaplásico,
un tumor poco frecuente
Es un tipo de tumor poco frecuente. El astrocitoma
anaplásico es un tumor intramedular que genera déficit
neurológico de tipo sensitivo y motor.
El doctor en Medicina y neurocirujano de la ciudad de Córdoba, Juan Carlos De Battista, quien integra el equipo de neurocirugía en el Hospital Privado Universitario de Córdoba formado por los doctores Hugo Coca y Gerardo A. Campos, -que intervinieron a María Eugenia Aimar- explicó de qué se trata esta enfermedad.
De Battista indicó que este tumor se origina en los astrocitos, que son un tipo de célula glial que se encuentra en todo Sistema Nervioso Central (encéfalo y médula espinal)."Los tumores intramedulares son enfermedades infrecuentes y los de origen glial como este tumor, llamados astrocitoma son las más frecuentes", dijo el especialista.
Agregó que éstas enfermedades pueden originarse a cualquier edad y representan entre el 2 y el 4% de todos los tumores del Sistema Nervioso Central (SNC).
De cada 10 tumores de origen astrocítico de ubicación intracraneal, sólo hay 1 intramedular, lo que señala la baja incidencia del tumor, a nivel medular se localizan principalmente en la región cervicodorsal.
"Los astrocitomas intramedulares conforman un grupo heterogéneo respecto a su histología e historia natural. El tipo anaplásico está dentro del grupo de los de alto grado y necesitan un manejo multimodal en el cual entran los oncólogos, radioterapeutas y los neurocirujanos", afirmó De Battista.
Consecuencias en la salud
Se trata de patologías poco frecuentes que generan déficit neurológico, habitualmente de tipo sensitivo y motor. "Generalmente los pacientes refieren, en la región que compromete el tumor, dolor crónico, pérdida de fuerza y de coordinación de alguno de sus miembros. En algunos casos avanzados, los pacientes llegan a nuestro centro con trastornos esfinterianos e imposibilidad de movilizarse por sus propios medios", aseguró.
El tratamiento: la cirugía
El doctor De Battista explicó que el tratamiento de los tumores intramedulares"generalmente es quirúrgico-microquirúrgico, ya que se realiza con visión microscópica y bajo control de la función medular intraoperatoria con monitoreo electrofisiológico".
"El grado de extracción tumoral depende, por un lado, del plano de clivaje entre el tejido sano y por el otro lado del diagnóstico histológico intraoperatorio proporcionado por el anatomopatólogo. En el caso de los astrocitomas, son lesiones infiltrativas y entre el tejido tumoral se encuentra tejido nervioso sano. Por esto el grado de resección, en general, es parcial y los pacientes necesitan tratamiento complementario con radioterapia y quimioterapia", detalló el especialista.
La función del electroestimulador
En el caso de Eugenia Aimar en el marco de la rehabilitación comenzó a utilizar, como parte del tratamiento, un estimulador trascutáneo neural. En cuanto a la función de este aparato De Battista afirmó que trasmiten electricidad y deben ser utilizados sobre elárea afectada.
"Su aplicación es relativamente sencilla, ya que los electrodos adheridos a la piel pueden ser colocados en casi todo el cuerpo -detalló-. Se los utiliza principalmente como herramienta de rehabilitación en relación al dolor neural. Eugenia presentó una clara mejoría en su patrón de marcha -coordinación de su miembro inferior- y alivio del dolor con esta modalidad de tratamiento".
Finalmente remarcó que Eugenia"tiene una gran fuerza interior y está haciendo todo para volver a ser una persona independiente. Esto es importante para los resultados e implica un estímulo de nuestro interés y satisfacción para acompañarla en el proceso".
El doctor Juan Carlos De Battista es miembro de la Asociación Argentina de Neurocirugía, de la North American Skull Base Society Nasbs, EE.UU., de Aospine. También está diplomado interuniversitario en patología de la columna vertebral en Francia, Research Fellowship in skull base and Endoscopic Surgery, Mayfield Clinic, EE.UU.; es Clinical Fellowship Hospital Universitario Neurológico Pierre Wertheimer, Lyon, Francia; ex residente Servicio de Neurocirugía, Hospital Universitario de Hautepierre, Estrasburgo, Francia y del Hospital Privado Universitario de Córdoba.