Tiene 85 años y empezó el secundario: “Siempre hay que estudiar”
Daniel Juan Buttignol decidió en pandemia aprovechar el tiempo en casa para cumplir su deseo de estudiar. Si puede, no descarta empezar una carrera universitaria.
Por Stefanía Musso | LVSJ
La pandemia de coronavirus nos obligó a quedarnos en casa y a cuidarnos de contagiarnos. En esos días de cuarentena obligatoria, algunos encontraron la oportunidad de superarse y cumplir con asignaturas pendientes.
Este es el caso de Daniel Juan Buttignol, de localidad santafesina de Castelar, que decidió empezar el secundario a sus 85 años en el Cenma de Colonia Prosperidad.
Pero para hacerlo, tuvo que rendir libre la primaria en la "Nocturna J. B. Iturraspe" ya que los certificados se perdieron y esa fue la primera prueba que debió superar.
Con el apoyo de su hija Andrea, Daniel afirmó que su mayor dificultad es el inglés, pero nada lo detiene ya que, si todo sale dentro de lo planeado, no descarta la posibilidad de estudiar una carrera universitaria. "Me gusta mucho la psiquiatría, pero antes hay que estudiar medicina, asique si puedo, estudiaré Psicología", expresó Daniel Buttignol.
Libros, fotocopias, imágenes y un teléfono celular. Para Daniel esas son sus herramientas de estudio en el secundario. "En este momento estoy estudiando inglés. Estoy aprendiendo los números, los adjetivos, los pronombres. Vos serías ´she´ (dijo a la periodista), que es ´ella´ en español. Esto no es nada fácil y eso que mi hija Andrea es profesora de Inglés, pero estoy yendo a particular lunes, miércoles y jueves por la mañana, para después repasar", explicó el estudiante.
"Me siento muy bien en primer año y con muchas ganas de aprender. Salvo inglés que es complicada pero lo que rendí hasta ahora de Ciencias Sociales, Naturales y Lengua me gustó mucho porque con los años que uno tiene, fui leyendo sobre ciertos temas, pero hay cosas que no sabía cómo la edad del planeta Tierra", comentó el entrevistado.
Daniel, como la gran mayoría de los estudiantes, utiliza la virtualidad para asistir a clases. "Me comunico a través del celular con la profesora. Con la tecnología es como si estuviera en el primario. Uso lo elemental de mi teléfono. Lo otro, si bien es necesario, lo voy aprendiendo de a poco".
Con enorme esfuerzo, tiene que llegar a un nivel del 70 % del conocimiento de la materia y con esa condición, la docente a cargo le toma un práctico. "En una hora y media lo hago, y si se lo aceptan en Cenma, lo califican y me envía la devolución", contó.
Daniel utiliza su celular para seguir las clases y recibir los contenidos.
Dar el paso
Para poder empezar el secundario, Daniel necesitó los papeles que acrediten su cursado del nivel primario. Por inconvenientes, se perdieron sus registros y era necesario que rinda un examen libre. Para ello eligió la Escuela Nocturna "J. B. Iturraspe" de nuestra ciudad que, como todos los centros de educación de nivel primario para jóvenes y adultos, contempla la posibilidad de acreditar el nivel por medio de un examen libre.
Estos exámenes son confeccionados en la Dirección General de Educación de Jóvenes y Adultos por el Equipo Técnico y llegan a las escuelas el día del examen. El cuadernillo contempla situaciones de actualidad de manera integrada contemplando las áreas de Lengua, Matemática, Formación para el Trabajo, Ciencias Naturales y Cs. Sociales. "Hice el examen y lo envié. Luego, tenía que hacer una entrevista oral pero la docente dijo que estaba bien y ya tenía mi certificado para dedicarme de lleno al Cenma", contó.
Para este capítulo anterior, "estaba un poco preocupado porque era el primer examen que hacía mí vida, pero aprendí bien el cuadernillo, hice el cuestionario y me llevé una hermosa sorpresa no tener que explicarlo", agregó el hombre.
La meditación fue parte de la preparación de Daniel para rendir su examen libre.
Un cambio en su vida
La cuarentena de coronavirus de convirtió en la oportunidad para Daniel de cumplir su deseo de terminar el secundario. "Dos veces por semana asistía a clases de Yoga y canto en San Francisco. Yo tenía lo que creía que estaba estructurado para mí edad y para mi persona, pero la pandemia me cambio el sistema. Cuando llegó la cuarentena me quedé en casa, pero al hacerlo, cumplía con una rutina y me sobraba tiempo y quería aprovéchalo entonces decidí que quería estudiar, de paso iba a aprender cosas que no sabía".
Para muchos adultos mayores como Daniel este período de aislamiento lejos de familiares y sin poder realizar sus actividades habituales fue un desafío muy difícil de sobrellevar.
"No quería sentir el vacío de no hacer nada. Quería irme a dormir con una preocupación, con una responsabilidad, saber que al otro día tenía que aprender algo, repasar los aprendido con la profesora y ella decirme lo que está bien o mal. Todo ese conocimiento se va metiendo dentro de uno y es una gran satisfacción lo que se siente", sostuvo el nuevo estudiante.
"Tenía un poco de miedo y expectativa a la vez. Me fue pasando, pero me atacó de nuevo el susto con el inglés, pero sé que lo voy a superar", dijo confiado.
Como muchos de su edad, para Daniel un tuvo posibilidad de estudiar y debió trabajar. "Me acuerdo que el cura del pueblo -Castelar- le dijo a mi papá que me mande a estudiar, pero una semana antes, un señor tenía un negocio de ramos generales y le pidió por mí para trabajar. En esa época no había dinero y estudiar era caro por eso, la pandemia me dio la posibilidad de hacer eso que quedo pendiente".
A modo de broma, Daniel afirmó que una carrera universitaria no está descartada: "Siempre le digo a mi hija de estudiar una carrera. Hay que ir paso a paso. Yo digo que quiero ser psiquiatra, pero antes tengo que ser médico asique podría estudiar psicología, pero leo en Internet que es algo complejo".
Con metas y superando obstáculos, Daniel tiene siempre presente una frase. "Todo lo que me propuse en la vida, logré el 95 %. Empecé a trabajar a los doce años como empleado de comercio, después fui panadero, granjero, fotógrafo y fabricante de jugo. También fue miembro del Crea (Consorcio Regional) y en las comunas de Colonia Prosperidad y Castelar".
Una vida de trabajo, de sacrificio y ahora, de cumplir sueños sin importar la edad. "Nunca hay que caer. Siempre hay que estudiar al nivel que uno puede porque es posible y la única forma de avanzar. A los grandes les digo que hay que animarse, no te ganas la lotería, pero integras a tu conocimiento lo que no sabías y te permite llevar adelante tu vida".
"Que los sueños sean más grandes que tus miedos. Ese es el mensaje que quiero dejar", concluyó.