Ser voluntaria donde se reúne el deporte
La profesora y licenciada de Educación Física, María Emilia Marchisone, vive la experiencia de los Juegos Panamericanos de Lima 2019. Este es su segundo voluntariado en un evento deportivo de nivel internacional porque ya estuvo en los Juegos de la Juventud que se realizaron en la ciudad de Buenos Aires el año pasado.
"Hay dos horas de diferencia con la Argentina. En un rato dejo el departamento para ir a trabajar a la sede. En ese momento me desconecto de internet, de todo y tengo que trabajar a full", confesó María Emilia Marchisone de 26 años a LA VOZ DE SAN JUSTO en comunicación desde Lima, Perú.
La joven oriunda de Plaza Clucellas, provincia de Santa Fe, obtuvo su título como profesora de Educación Física en la Universidad Fasta de nuestra ciudad y es voluntaria de los Juegos Panamericanos de Lima 2019, una de los 11.000 seleccionados entre 100.000 postulantes.
Su función es en el área de operación deportiva, en la sede del Polideportivo Villa El Salvador donde presenció hasta ayer las competencias de gimnasia artística y desde este jueves estará como colaboradora en rítmica y trampolín. Los días 6 y 10 de agosto, su tarea estará dedicada al karate.
Esta es su segunda experiencia en un voluntariado, ya que el año pasado fue parte de los Juegos de la Juventud de Buenos Aires. "Es una manera de aprender como profesional y como persona", aseguró la joven.
"Como experiencia laboral es muy significativa porque puedo ver en primera persona como es el entrenamiento de los grandes deportistas y a sus entrenadores, pero también aprendo otras cosas como costumbres e idiomas", expresó a este diario.
Colaborando a destajo para que cada participación sea un éxito, Marchisone destacó la importancia de presenciar las diferentes etapas de los competidores. "Es muy lindo ver como se van dando los resultados, las clasificaciones y más aún, cuando un deportista recibe una medalla".
Participar como
sea
María Emilia Marchisone es una apasionada del deporte. Más allá de ser que su profesión está ligada justamente al deporte y la ejerce a través de la enseñanza en la gimnasia a jóvenes y adultos mayores, sintió la necesidad de canalizar su vocación a través de otra cualidad: el voluntariado.
Fueron los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016 los que despertaron sus ganas de ser parte en un evento de magnitud internacional pero no pudo ser. Para los Juegos de la Juventud de Buenos Aires 2018, se tomó revancha y lo logró: fue voluntaria. Igual que ahora, trabajando en el pabellón América, dedicado a la gimnasia artística, disciplina que apasiona a la joven. "El voluntariado era algo pendiente y sentía la necesidad de estar como sea. Los Juegos de la Juventud de Buenos Aires fueron el primer paso y ahora a Lima no podía dejarlo pasar", concluyó.