“Renuncio a mi trabajo porque me cansé, nadie hace nada por la seguridad aquí”
Lo expresó Daniel Torres un comerciante baleado durante un asalto a su proveeduría en Frontera.
El sábado por la noche, pasadas las 23, una familia de la ciudad de Frontera fue víctima de un violento acto delictivo en su propio comercio: su propietario y un amigo resultaron baleados y los ladrones se dieron a la fuga.
Daniel Torres (49), uno de los heridos, relató el calvario sufrido esa noche junto a su esposa Erika Arenas (47) y un amigo, Walter Ledebur (42), cuando se encontraban atendiendo su local, la proveeduría DA-JU-MI, ubicada en calle 60 al 200. "Nos vamos de Frontera, es tierra de nadie", contó apesadumbrado.
El temor se adueñó de la familia y dejará a finales de septiembre la vecina ciudad para mudarse e iniciar una vida nueva en Villa Carlos Paz.
Hasta finales de mes en el comercio, "vamos a atender por la ventana", apuntó Daniel y agregó que "el próximo mes nos vamos a vivir a Villa Carlos Paz, me cansó Frontera. Me cansaron muchas cosas. Hace tres meses nos asaltaron, nos robaron de todo y la Policía sabe quiénes son y no hace nada. Es tierra de nadie".
"Renuncio a mi trabajo porque me cansé, nadie hace nada por la seguridad aquí en Frontera, cuando robaron mi casa le aportamos datos de quienes podrían ser los autores y nada", sentenció.
Daniel Torres, comerciante baleado durante un asalto a su proveeduría en Frontera
El calvario en primera persona
El sábado por la noche dos personas ingresaron a una proveeduría ubicada sobre calles 60 y 7, y balearon a su dueño y un amigo de éste, cuando se resistieron. El primer recibió un impacto de bala en el glúteo y el segundo sufrió dos balazos en la pierna. Los delincuentes, que eran tres porque dos ingresaron y un cómplice esperaba afuera, huyeron en una motocicleta.
"Yo estaba comiendo en la cocina porque nos turnamos con mi señora. Estaba un amigo también en el negocio. En un momento sentí que mi señora me llamaba y ahí veo que el asaltante estaba atrás del mostrador pegándole con la culata del revolver", comenzó relatando Daniel a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Luego continuó: "Al verla toda ensangrentada me fui sobre el ladrón. Cuando me ve llegar me efectuó un disparo que me pegó en la nalga izquierda. Creyó que con ello me iba a frenar pero lo volví a atacar, lo agarré del cuello, lo hice pegar contra una caramelera y lo reduje. En ese momento, me apuntó al pecho y con la mano izquierda logré que el tiro no me impacte pero le pegó a mi amigo en la pierna. Rápidamente sentí un golpe en la cabeza del otro asaltante que estaba en la puerta y me desvanecí. Ahí se fueron pero yo salí a seguirlos y me tiraron dos tiros más", graficó.
El comerciante agregó que no sintió el impacto de bala, "un vecino me dijo que estaba herido, allí comencé a sentir algo de dolor". Las víctimas fueron trasladadas al Hospital Iturraspe.
Torres presentaba una herida de bala sólo con orificio de entrada. "Ahora tengo que volver al médico, creo que me van a operar para sacarme el proyectil", dijo, en tanto que su amigo presentaba un disparo en una pierna con orificio de entrada y salida, herida que afortunadamente no revistió gravedad.
Según el comerciante, la policía tardó unos 15 minutos en llegar al lugar y la ambulancia 20.
Con respecto a la huida de los delincuentes -que estaban encapuchados y tapaban sus rostros con pañuelos sirios-, sostuvo que el cómplice los esperaba afuera del local en una motocicleta de 110 cilindradas y los tres se dieron a la fuga en la moto.
Los malvivientes no lograron llevarse el dinero de la recaudación.
Cómo conclusión, la víctima manifestó: "Estoy vivo para contarlo que es lo mejor que me pudo suceder. Mi hija, de 10 años, gracias a Dios estaba en la pieza jugando con otra nena y no vio el episodio".