Ramiro ganó la pulseada: le harán el trasplante para combatir un raro tumor en la médula
El pequeño sanfrancisqueño Ramiro Manuel Agüero enfrenta un tumor maligno en la tercera vértebra lumbar, llamado sarcoma de Ewing. En los últimos días, su pelea no fue solo contra la enfermedad, sino también contra el sistema ya que su obra social no autorizaba un trasplante autólogo de médula para avanzar en el tratamiento. Finalmente, gracias a la ayuda de todos, comenzará este lunes el proceso para el procedimiento.
Por Isabel Fernández
Él es un luchador, sin dudas. Lo acompañan la fe y el amor de su familia, además de la solidaridad de muchos que se sumaron a su cruzada. Con 10 años, el pequeño sanfrancisqueño Ramiro Manuel Agüero enfrenta un tumor maligno en la tercera vértebra lumbar, llamado sarcoma de Ewing y comenzará este lunes el proceso para el trasplante autólogo de médula que necesitaba de manera urgente para avanzar en el tratamiento y mejorar su calidad de vida.
En los últimos días, su pelea no fue solo contra la enfermedad, sino también contra el sistema. Su obra social Boreal Cobertura de Salud, prestadora de Asimra en San Francisco, le rechazaba la cobertura del trasplante pero, gracias a la ayuda de todos, de su familia que reclamó, la Justicia y los medios de comunicación, la obra social autorizó el procedimiento el viernes pasado.
Faltaban los medicamentos, que llegaron gracias al amor de los padres de un amigo de Ramiro que falleció de leucemia y al aporte del Hospital Privado de Córdoba, donde mañana se internará para comenzar con el procedimiento que llevará unos días.
Celebrando las buenas noticias y aunque el camino todavía será duro, en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO, Ramiro dijo sentirse feliz y agradecido con todos los que ayudaron. "Me gustaría volver a andar en bicicleta, correr, ir a la plaza, viajar con mi familia, visitar lugares, cuando pase todo esto. Quiero agradecer a todos porque me ayudaron para poder seguir con mi tratamiento", afirmó el pequeño que pasó a 6º grado en la escuela Primera Junta.
Al mismo tiempo, mostrando una gran fortaleza después de un difícil proceso en el que dejó de caminar, afrontó una intervención quirúrgica y la quimioterapia que le causó efectos colaterales, Ramiro recordó a otros chicos que, como él, enfrentan el duro diagnóstico del cáncer y los alentó diciendo: "Es importante que tengan fortaleza, que sigan adelante y no se rindan".
Seguir adelante
La batalla no terminó para Ramiro porque deberá seguir con el tratamiento, pero una gran parte está ganada y es gracias a la solidaridad de muchas personas que se movilizaron para que el trasplante, primordial para su futura recuperación, pueda realizarse.
Su mamá Jesica Orellano agradeció también a todos los que acompañan en este proceso ayudando o brindando contención y dijo que luego del procedimiento el pequeño deberá seguir con el tratamiento de rayos. "Después del trasplante tendrá que permanecer internado de 20 a 40 días y una vez que se recupere comenzará con los rayos que podrá hacer de manera ambulatoria".
Explicó que el procedimiento se iniciará mañana lunes al mediodía cuando el pequeño comenzará a recibir la medicación, luego, al quinto día, recibirá el trasplante de células madre.
"Ramiro está animado con muchas ganas de realizar el autotrasplante porque así termina con la quimioterapia, sabe que vienen días duros todavía pero con el apoyo de la familia va a salir adelante", manifestó.
"Me gustaría volver a andar en bicicleta, correr, ir a la plaza, viajar con mi familia, visitar lugares, cuando pase todo esto. Quiero agradecer a todos porque me ayudaron para poder seguir con mi tratamiento".
Todo comenzó con un intenso dolor de espalda
La vida de Ramiro cambió totalmente en julio del año pasado cuando un dolor de espalda que no se calmaba con antiinflamatorios motivó que su mamá Jesica Orellano lo llevara al pediatra y realizará distintas consultas que llegaron hasta la Clínica del Sol en Córdoba, donde diagnosticaron el sarcoma de Ewing, un rato tumor que afecta los huesos en niños y jóvenes.
Para Ramiro, la enfermedad fue un duro impacto. Su mamá comentó que al principio "lloró mucho y se preguntaba qué cosas tan malas había hecho para merecer ésto. Él quería volver a casa, ver a la abuela, a la tía, a sus primos y dormir en su cama. Hoy está más maduro y consciente de lo que le pasa".
Recordó que el síntoma era un intenso dolor de espalda, se le acalambraban las piernas y no podía dormir de noche. "Le hicieron estudios y nos dijeron que tenía una escoliosis, pero luego seguían los síntomas entonces fuimos a Córdoba a la Clínica del Sol".
"Pensaban que podía ser una infección, un hematoma o un tumor -aseguró-. Finalmente fue un sarcome de Ewing que generalmente se da en huesos largos y por eso tardaron en el diagnóstico en Ramiro porque a él le afectó la columna, es algo muy raro".
Ahí comenzó un duro tratamiento, sufría dolores que no se podían calmar totalmente y a medida que crecía el tumor perdió la capacidad de caminar. Al respecto, Jesica dijo que los médicos le hicieron una cirugía para descomprimir la zona, así bajó la intensidad del dolor y pudo volver a movilizarse.
"Tuvo que aprender a caminar de nuevo -manifestó su mamá-. También sufrió muchísimo el proceso de la quimioterapia que, aunque dio buenos resultados achicando muchísimo el tumor, le causó serias consecuencias en la salud, se le cayó el pelo y tuvo problemas en el pulmón", señaló.
Qué es el sarcoma de Ewing
Los sarcomas son los tumores malignos que derivan de los tejidos de sostén del cuerpo (hueso, músculo, tejido adiposo, etc.). El sarcoma de Ewing es un tipo de sarcoma óseo o de tejidos blandos que afecta fundamentalmente a niños y jóvenes.
Sólo una pequeña porción de los tumores malignos que aparecen en los huesos son sarcomas, siendo el sarcoma de Ewing una variedad muy rara de cáncer de hueso o de tejidos blandos. Si el sarcoma es de por sí una enfermedad rara (1% de los tumores malignos), el sarcoma de Ewing lo es aún más.
La mayoría de los sarcomas de Ewing se diagnostican antes de los 20 años. El síntoma más frecuente es el dolor y crecimiento rápido. Este tipo de tumor debe ser diagnosticado y tratado por un equipo multidisciplinar con experiencia en cánceres infantiles, teniendo en cuenta además que el enfoque de su tratamiento es completamente diferente a cualquier otro sarcoma.
Tratamiento
El tratamiento comienza, sistemáticamente, con quimioterapia para reducir el tamaño del tumor primario y para erradicar o prevenir la metástasis. A diferencia del resto de los sarcomas en los que la cirugía es la base de su tratamiento, en el sarcoma de Ewing la cirugía tiene un papel secundario, pudiendo ser sustituida, en algunos casos, por radioterapia.
Con la aplicación de quimioterapia la probabilidad de curación es muy alta. El retraso de la radioterapia o de la cirugía no tiene consecuencias sobre el pronóstico, pero sí el retraso en la aplicación de la quimioterapia ya que puede aumentar significativamente el peligro de que la enfermedad se disperse.
Posibilidad de cura
Aunque tiene un fuerte potencial metastático, en determinados casos, como ocurre con otros cánceres y otros sarcomas, el sarcoma de Ewing se puede curar incluso en fase de metástasis en algunos pacientes. El principal foco de investigación en el sarcoma de Ewing es precisamente identificar los pacientes metástasicos que van a ser resistentes al tratamiento e identificar nuevos tratamientos y nuevas dianas dónde dirigirlos.
La mayor parte de los sarcomas, o reinciden al poco de terminar el tratamiento o ya no suelen hacerlo. Sin embargo en el sarcoma de Ewing aunque la mayor parte de las recaídas tienen lugar en los primeros años, algunas veces pueden reaparecer tras una década, por lo que es importante una vigilancia continuada durante muchos años. Fuente:www.aeasarcomas.org