Por las subas, harinas y cereales ahora son el rubro que más pesa
Fueron los alimentos que más aumentaron en 2018.
El gran salto que pegó la inflación el año pasado provocó no sólo que los alimentos esenciales aumentaran más que el índice de inflación promedio, y mucho más que los sueldos. La crisis económica también trajo un cambio histórico en la estructura de costos de la canasta básica, ese conjunto de alimentos y bebidas que una persona debe poder comprar para cubrir sus necesidades de subsistencia.
En la Ciudad de Buenos Aires, el rubro de la Canasta Alimentaria que más plata demandaba había sido tradicionalmente el de las carnes. Pero en 2018, los impresionantes aumentos en la harina, los cereales y sus derivados lograron que este grupo de artículos se haya convertido, desde septiembre pasado sin excepción, en el de mayor peso de toda la canasta, algo inédito en al menos cinco años.
Según datos publicados por la Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad, de los $ 13.194 que precisó en diciembre una familia tipo porteña (pareja de 35 años con dos hijos chicos) para alimentarse, $ 3.584 fueron para adquirir estos productos, que incluyen harina de trigo, pan, fideos, facturas, galletitas, pan rallado, tapas para tartas y empanadas, pizza, arroz y lentejas.
Fue un 27,3% del costo de la canasta alimentaria, la proporción más alta registrada desde 2013, cuando empezó a realizarse la serie actual de medición. Otro 25,5% ahora es para las carnes ($ 3.361), 23,7% para frutas y verduras ($ 3.123), 14,1% para lácteos ($ 1.856) y lo restante para aceites, dulces, bebidas y otros.
En el caso de una pareja de jubilados porteña, el esquema se repite: según el cálculo oficial, para el conjunto de cereales, harinas y legumbres de su canasta de alimentos necesitaron en diciembre $ 1.809, superando los $ 1.679 del gasto en las carnes y los $ 1.577 de los vegetales.
Así, actualmente, el dinero necesario para comprar cereales y harinas es un 6% más que el requerido para cubrir el gasto en el rubro de las carnes, que incluye cortes vacunos, pollo, cerdo, merluza, atún en lata, salchichas y huevos. Un año atrás, en cambio, para las proteínas animales se necesitaba un 1,1% más que para harinas, y hace tres años un 13% más.
La clave está en que el gasto básico en el rubro de los farináceos trepó un 59,3% en los últimos 12 meses. Sólo los aceites mostraron un alza mayor (60,7%). Las carnes incluidas en la canasta de alimentos de la Ciudad, en cambio, subieron un 47,8% anual, las frutas y verduras un 44,3%, los lácteos un 41,2% y las bebidas, un 40,6%.
Lejos del 49,1% que se incrementó el costo de la Canasta Alimentaria en 2018, datos relevados por el gobierno porteño muestran que, en el mismo período, el precio de cada paquete de harina de trigo casi se triplicó: pasó de $ 10,54 a $ 28,81 (173% más). Y eso tuvo fuerte impacto en los derivados.
El paquete de fideos secos largos pasó de $ 16,83 a una media de $ 36,17, 115% mayor. El pan rallado se encareció 85%, el pan francés 77%, los bizcochos de grasa 66%, la docena de facturas un 58% y las tapas de empanadas un 56%. Además, el arroz blanco costó en diciembre entre 74 y 92% más que un año antes, la polenta un 65% más y el precio de la botella de aceite de girasol se incrementó 80%.
Clarín