Pasa el tiempo pero no la hora
Mientras el mundo habla de nuevas tecnologías, conexiones 5G y vehículos autónomos, algunos de los relojes del espacio urbano que hasta hace unos años parecían imprescindibles en la vida diaria de ciudades y pueblos de nuestra región, como es el caso de San Francisco, permanecen vivos.
La hora es un concepto universal y mostrar la hora exacta al público es un privilegio que pocos pueblos mantienen en pie.
Si bien lo más común es verlos en las grandes iglesias o catedrales, Freyre y San Francisco escapan a la regla y desde hace más de medio siglo conservan relojes en medio de su plaza central, los cuales siguen siendo consultados por los transeúntes.
En la localidad de Freyre, el reloj se encuentra junto al emblemático monumento del pueblo emplazado en el sector oeste de la Plaza Manuel Belgrano. Fue inaugurado el 19 de abril de 1941, con motivo del Cincuentenario de la localidad, en conmemoración al traslado de Freyre a su emplazamiento actual como consecuencia de la instalación del ramal del ferrocarril (ya que la fundación del pueblo se remonta a 1886).
En San Francisco, por su parte, el Centro Cívico es el que alberga el reloj que data de la década del '60, siendo primero un reloj analógico y pasando luego a ser un reloj digital que además de la hora brinda otros datos como la fecha y la temperatura ambiente.
Los pioneros en este proyecto fueron los arquitectos que diseñaron el Centro Cívico, iniciativa que fue avalada por el Rotary Club.
"En aquel tiempo, el reloj público cumplía una función muy importante, que hoy se ha perdido ante los avances de la tecnología", manifestó a LA VOZ DE SAN JUSTO el arquitecto sanfrancisqueño Rafael Macchieraldo, quien integró el Rotary Club y asesoró en estos proyectos de la época.
"Normalmente, los relojes públicos están en las iglesias y vienen a reemplazar a los antiguos campanarios que marcaban la hora. Pero el caso de San Francisco es muy especial, ya que a diferencia de otros pueblos y ciudades, no tiene su Catedral en la plaza central, sino a cinco cuadras de ella. Allí si se encuentra el campanario que aún marca la hora, pero en aquel momento era necesario contar en el centro con un elemento que reemplazase a esta campana que está en la iglesia", explicó.
La plaza Manuel Belgrano de Freyre conserva su
reloj que data del año 1941
Cambios
Consultado sobre los cambios que experimentó este reloj a lo largo del tiempo, Macchieraldo recordó que "originalmente era mecánico confeccionado por un grupo de rosarinos y que por disposición de los mismos cinco arquitectos que proyectaron el Centro Cívico- fue emplazado sobre bulevar 25 de Mayo, en el corte con Libertador".
"El proyecto fue avalado y patrocinado por el Rotary Club San Francisco que con motivo de un aniversario, allá por 1968, inauguraba este reloj que contaba con cuatro aristas en la parte superior, con una varilla que llevaba todos los comandos a la caja ubicada en la parte inferior y de allí, al subsuelo (debajo de una base de piedra) donde se encontraba el péndulo", sostuvo el arquitecto.
"Con el aumento del nivel de las napas, el péndulo comenzó a inundarse y dejó de funcionar, por ende varios años después, se reemplazó por unos relojes italianos que estaban muy de moda y que eran de tipo 'digital', con placas que iban cambiando, pero que también tuvieron poco tiempo de vida, ya que ante los problemas eléctricos que tenía la ciudad en ese momento, no permitían su funcionamiento con normalidad", dijo Macchieraldo.
En lo que respecta al actual reloj, de tipo digital, Macchieraldo recordó que fue confeccionado por alumnos de la EFO, hoy Ipet Nº 50 "Ing. Emilio F. Olmos".
Más que un reloj, una obra de arte
Un detalle fundamental de este reloj son las cinco cerámicas que lo acompañan y que fueron confeccionadas por Leo Tavella, un "hijo adoptivo" de San Francisco, que actualmente reside en Nueva York, y recorre el mundo realizando exposiciones de sus trabajos. "En aquel entonces, Tavella comenzaba una exitosa carrera como ceramista y fue el que elaboró las cuatro caras del reloj: una de ellas con el escudo de San Francisco, otra con el del Rotary junto a la leyenda ´En cada minuto de tu vida existe la posibilidad del bien´ y las dos restantes con elementos que hacen referencia a lo autóctono de nuestra zona. El trabajo se completa con una estrella, presente en la parte superior del reloj, por donde originalmente se conectaba el sistema mecániLa cerámica con el logo del Rotary Club, en manos de un artista reconocido en el mundoco para que funcione".
La cerámica con el logo del Rotary Club, en manos
de un artista reconocido en el mundo
Hasta un reloj solar
A partir de la creación de este reloj, comienzan a surgir las plazoletas que se distribuyen en el Centro Cívico, tales como la Plazoleta de la Amistad (creada por el Rotary Club San Francisco), la plazoleta del Club de Leones (sita en 9 de Julio a la altura de calle Rivadavia), creada por Federico Madoery, y la existente en inmediaciones al edificio de la exEntel, creada por la Cámara Junior San Francisco.
De mecánico a digital. El segundo reloj que tuvo el
Centro Cívico
Con respecto a esta última, el arquitecto sanfrancisqueño, que tuvo una activa participación en Cámara Junior, comentó que "en un principio se hicieron unos laberintos, que luego se transformaron en un espacio de juego para niños, donde hoy está también la calesita, junto a otros juegos recreativos".
Según recordó Macchieraldo, "en es plazoleta existe aún un círculo de cemento, donde en aquel momento se sentaban las madres que llevaban a sus hijos a jugar. En el centro había un reloj solar, que habían hecho los alumnos de la escuela del trabajo: una especie de globo terráqueo con una punta que iba marcando con mucha precisión, la hora solar. Entonces, sin necesidad de llevar y mirar el reloj, las madres sabían a qué hora debían irse".
El reloj de "La Nueva", en Mitre y 25 de Mayo, uno de los más famosos de la época
Otro de los relojes públicos, en el ex edificio de la terminal que funcionaba en Iturraspe y Alberdi