Orientación vocacional: un proceso activo que nos obliga a mirar y mirarnos
¿Quién soy?, ¿Qué quiero hacer?, ¿Quién quiero ser?. Estas parecen ser tres preguntas ineludibles al momento de plantearnos una carrera u ocupación futura. El autoconocimiento es clave para lograr un proceso de orientación vocacional efectivo.
Las respuestas a estas preguntas son complejas, no sólo por llevarnos a replantearnos nuestra propia identidad, sino porque no parecen tener contestaciones estáticas, se trata más bien de respuestas dinámicas, que se construyen y reconstruyen a partir de interrogantes y reflexiones que, quizás, nunca nos habíamos planteado hasta este momento, que en algunos casos parece "exigir" una decisión rápida.
En esa exigencia el asunto puede quedar librado a repetir sin pensar la herencia ocupacional, imitando profesiones y ocupaciones parentales, recurrir a la identificación de elecciones de pares; o bien acudir al dictamen de algún que otro test o cuestionario de dudosa procedencia.
Por eso, en este proceso de búsqueda interna es fundamental tener en cuenta la importancia de la orientación vocacional como un valioso recurso que ayude a tomar la decisión adecuada.
La licenciada en Psicología, Romina Fernández Sapei (MP-8928), que realiza psicología cognitiva y orientación vocacional en los Consultorios "San Ignacio" de nuestra ciudad explicó a LA VOZ DE SAN JUSTO que la integración del "autoconocimiento y la información son claves para un proceso de orientación o reorientación vocacional efectivo, preservando la integridad de la personalidad".
- ¿Por qué el autoconocimiento es importante en la búsqueda vocacional?
Cualquiera sea la etapa o contexto, aquel que se inicia en este proceso vinculado a la ocupación futura las personas deberán ineludiblemente transitar experiencias que le permitan profundizar en su autoconocimiento.
Es que la necesidad de dirimir la futura carrera ocupación, no nos deja más remedio que volver la mirada a nosotros mismos, nuestros intereses, nuestros gustos, nuestras habilidades, nuestras capacidades y nuestro modo de vincularnos con todas estas, ya que no sólo se trata de aquello que reconocemos en nosotros mismos, sino también de aquello que no reconocemos a primera vista, aquello quisiéramos y no quisiéramos ser y tener.
Lic. Romina Fernández Sapei
- ¿Cómo se vive el proceso de búsqueda en la adolescencia?
La adolescencia es un momento de múltiples y trasversales re significaciones, que están entonces en coexistencia y quizás en puja con la necesidad de entrar y formar parte del mundo adulto. Configuraciones de la identidad, duelos y pérdidas, se entremezclan aquí con las exigencias del mundo profesional laboral en el que se proyecta insertarse.
En relación a esto, Aberasturi dice "los cambios trascendentales que tienen lugar durante los años adolescentes, los cambios biológicos de la pubertad, la transición a escuelas más grandes e impersonales, la negociación de las nuevas relaciones sexuales y con los compañeros, y el inicio de la toma de decisiones a largo plazo sobre el propio futuro, desafían, cada uno por su cuenta, al adolescente para que defina quien es realmente" y sigue "lo empujan a una huida progresiva del mundo exterior refugiándose temporalmente en su mundo interno, o bien a la búsqueda desesperada de planes y reformas del mundo externo".
Conocer estos factores nos invita a reflexionar acerca de las posibles vicisitudes que podría acarrear en el adolescente el momento de elección vocacional, y nos obliga a mirarlo desde una perspectiva más empática y holística.
- ¿Qué diferencia hay si se vive en la adultez?
Se consideran otros aspectos a trabajar a nivel interno en el caso de los adultos. Posiblemente se trate de personas que hayan tenido o tengan alguna experiencia laboral que influya directa o indirectamente en su proceso de búsqueda; o incluso que podrían haber atravesado intentos truncos o fallidos en relación a su formación académica (paso por otras carreras previas, por ejemplo), por lo que ya no hablaríamos aquí de "orientación" sino más bien de "re-orientación" vocacional.
En estos casos, la necesidad de deconstrucción y reconstrucción a partir de la experiencia anterior, nos conduciría necesariamente a la revisión de esas vivencias con lo positivo y negativo que de allí se desprenda.
"La necesidad de dirimir la futura carrera ocupación, no nos deja más remedio que volver la mirada a nosotros mismos, nuestros intereses, nuestros gustos, nuestras habilidades, nuestras capacidades y nuestro modo de vincularnos con todas estas, ya que no sólo se trata de aquello que reconocemos en nosotros mismos, sino también de aquello que no reconocemos a primera vista, aquello quisiéramos y no quisiéramos ser y tener".
- ¿Estamos solos en este proceso?
No estamos solos porque no todo ocurre a nivel interno y personal. Existe un contexto socio cultural que acompaña y que interactúa constantemente con este proceso, sentando condiciones que impactan y configuran el recorrido.
Será necesario identificar la propia lectura de estereotipos, desglosar la idea que se tiene del perfil de tal o cual profesional, reflexionar acerca de aquellos que nos rodean, los que rechazamos y los que eventualmente idealizamos. Esas figuras que observamos desde nuestra subjetividad y cuyos roles pueden estar impactando en nuestra lectura de ocupaciones y profesiones existentes.
Por otra parte, aspectos como el lugar de residencia, la situación económica del momento, las posibilidades educativas que el entorno ofrece o que se tiene al alcance, lo que el mercado demanda, son todas cuestiones a conocer y considerar.
De allí se desprende la necesidad de acudir a la "información", identificar fuentes y herramientas confiables y realistas que nos sitúen en contexto y nos conecten con la realidad en la que estamos insertos. Este punto, tan fundamental como el autoconocimiento, no debe ser postergado ni omitido en el proceso de orientación vocacional.
- ¿Cuál es el rol del orientador? ¿Qué se debe tomar como clave para una orientación efectiva?
Trabajar en la integración de ambos aspectos "autoconocimiento" e "información", es una de las claves en un proceso de orientación (o re-orientación) vocacional efectivo, procurando preservar la integridad de la personalidad, es decir, considerando las propias emociones, pensamientos y conductas, pero sin dejar de articularlas coherentemente con nuestro marco de referencia.
Esta no debe ser necesariamente una tarea autogestionada, por el contrario, muchas veces suele ser de gran utilidad recurrir a la asistencia de profesionales capacitados que no sólo acompañen en este recorrido sino además provean de estrategias y recursos a quien se encuentra queriendo elegir su futura profesión/ocupación.
Un profesional en orientación vocacional debe comprender esta necesidad de integrar, y saber que hay tantas modalidades de orientación como personas y personalidades existen. Si bien, por lo general, todos quienes acuden a iniciar un proceso de orientación vocacional parecen perseguir un mismo objetivo, entender que el punto de partida de cada sujeto en ese camino es diferente y ayudarlo a identificar este aspecto será esencial.
Un buen orientador habrá de conocer la importancia de observar la singularidad de cada persona e ir configurando a partir de allí los pasos a seguir, escapando en lo posible a actividades estandarizadas y procedimientos predefinidos, sabiendo captar el devenimiento de lo que allí cada sujeto esté manifestando.
Tendrá también que advertir y poner en conocimiento al "orientado" acerca de aquello que va observando, desmitificando a veces idealizaciones de resultado esperables, arrimándolo siempre a conclusiones realistas congruentes con lo que del trabajo conjunto se desprenda.
En fin, se tratará inevitablemente de un trabajo profundo y activo, un momento para mirar y mirarse, cuyo destino final no será otro que el inicio de un nuevo camino a transitar.
La licenciada Fernández Sapei atiende en los consultorios "San Ignacio", ubicados en 2596, teléfono (3564) 422265.