Noche de reacciones
El cotejo de San Isidro por la Liga Argentina de Básquet del pasado martes tuvo todo tipo de reacciones, positivas y negativas, tanto dentro como fuera de la cancha. Algunas para repetir y otras dignas de olvidar.
El partido del pasado martes de San Isidro tuvo un montón de condimentos que lo hicieron especial. Uno de esos que hacía mucho tiempo no se veía, como tampoco varias de las cosas que pasaron fuera del rectángulo de juego.
La primera gran reacción en realidad llegó en el propio parquet. El equipo, que llegó a estar abajo por 13 puntos, dio una vez más una muestra de carácter. Como ya lo hizo en algunas oportunidades jugando en casa. Es cierto, ese mismo carácter es el que le falta de visitante, el que tanto se le reclama y que tal vez, sea el artífice de muchos de los desbordes que en este partido ante Talleres de Tafí Viejo se pudieron vislumbrar afuera.
La realidad del equipo es llamativa. De tanto repetirlo no queda en el olvido. Pero la temporada es muy particular. Ganar todo en casa y perder continuamente afuera no es algo que pase a menudo. Pero en San Isidro está sucediendo.
Si bien el balance en lo deportivo marca una paridad en los números, las derrotas parecen hacer mella. De otra manera no se explican las cosas extrañas que pasaron el martes. Las reacciones fueron como mínimo llamativas. El entrenador dando saltos y exclamaciones como un hincha. Dirigentes demasiado excedidos en sus reclamos. Golpes a carteles y gritos desaforados. La gente entendiendo que algo pasaba y que tenía que jugar su papel.
Como para marcar que no fue todo normal, el comisionado técnico Gustavo Tacconi, que se muestra siempre correcto y casi no emite palabra, se tuvo que levantar dos veces de su silla. Primero para hablar con un plateísta y luego con los técnicos, que dieron un espectáculo por momentos no acorde a la función que cumplen y lejos del profesionalismo que deben dar como ejemplo.
Se vienen días de descanso. Falta una semana para que el "Severo Robledo" vuelva a tener acción. Solo el tiempo dirá si fueron reacciones esporádicas o si todo se repite. Si fuera un casino, el pleno sería a la segunda opción.
La incógnita que gana terreno es saber que pasa si el equipo llega a perder ante su gente. Encima, esto está más cerca de suceder que pensar en un triunfo fuera de casa. No por el rendimiento del equipo, sino porque se vienen tres partidos de local para Los Halcones. El venidero miércoles recibe a Villa San Martín y luego se medirá con Independiente de Santiago y Unión de Santa Fe.
Es difícil pedir calma en un momento tenso. Que está más que claro que lo es. Pero hay cosas que no deben repetirse, por la salud institucional. Solo falta la aguja que se anime a tocar la piñata para que reviente, veamos donde vuelan los caramelos más el papel picado y después ver quien agarra cada cosa.