Medio siglo de docencia
El Sensei Octavo Dan Antonio Lencinas celebró este miércoles 50 años junto al karate. Dio una clase especial junto a sus actuales y ex alumnos. Emocionado, repasó su carrera junto a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Los años pasan y el sentimiento y la profesionalidad siguen intactos. Para Antonio Lencinas, un sanfrancisqueño octogenario, Sensei Octavo Dan de Karate, no existe otro motivo en su vida, que no sea el disfrutar y enseñar karate a quien se cruce en su camino; es que el karate, una de las ramas más atrapantes de las artes marciales, se convirtió ya durante estas cinco décadas, en una de sus actividades vitales, una pasión que aún hoy, le es difícil de explicar.
Anoche Lencinas se emocionó. Recibió su merecido reconocimiento por parte de sus allegados y alumnos, como si eso fuese poco, también se acercaron ex alumnos para compartir una clase especial, la del aniversario 50º, algo pocas veces visto por nuestra ciudad.
Tras vivir una noche especial, el Octavo Dan compartió la velada con LA VOZ DE SAN JUSTO: "Estoy emocionado, son 50 años en el karate, es una bendición que todavía día a día lo sigo disfrutando, estoy agradecidos a todos por venir" comenzó diciendo.
-¿Recordas tus comienzos?
-Claro que sí, a los 12 años me agarró el amor por las artes marciales, pero no había donde practicar, recién cuando tenía 29 o 30, encontré un cartel en un lugar que decía aprenda karate, ahí entré y no salí más, van 50 años ininterrumpidos de estar relacionado al karate.
-¿Qué cosas pasaron durante estos años?
-Fue un comienzo duro, complicado, pero me ayudó el día a día a superarme, tengo que ser sincero disfrute cada día, cada año, hasta que me pase a la docencia, primero fui alumno, después maestro hasta ahora.
-¿Cómo fue el paso a la docencia?
-Había llegado a una categoría que ya podía enseñar, por eso quería compartir todo lo que había aprendido, para mí era satisfactorio, bonito, lo hago hasta el día de hoy, lo sigo disfrutando.
-Llegaste a ser Octavo Dan...
-Es una satisfacción especial, fui lentamente, llegar a esto es una especie de premio, recién al cinturón negro uno empieza a aprender el karate, después los Dan vienen cada tres o cuatro años, cada Dan es por méritos, donde los maestros consideran que uno hizo méritos y lo merece.
-50 años acompañado de la familia también...
-Sin dudas, sin ellos nada podría haberse logrado, estoy donde estoy gracias a la familia, a los alumnos, cada día uno se siente muy acompañado, conocí mucha gente, muchos amigos, puedo sentirme realizado.
-El karate dicen que une a las personas...
-Si lo practicas vas a entender eso, sino, no lo vas a entender, el karate une a las personas, te abre amistades, a mí por ejemplo la docencia me dio sabiduría, amistades, tengo alumnos de todas las edades, estoy feliz de cada paso que he dado.
-A esta clase especial vinieron ex alumnos...
-Eso es maravilloso, yo fui durante este tiempo anotando los alumnos en un cuaderno, hace poco me di cuenta que le ponía número a cada uno, por mí vida pasaron más de 1000 alumnos anotados en un cuaderno, eso me hace feliz, nos los tengo a todos ahora, tengo algunos solamente, los disfruto, pero los que ya no vienen, me recuerdan porque fuimos armando una familia, estoy muy feliz y agradecido de celebrar estos 50 años.
-¿Cómo funciona tu escuela?
-Estamos en el Centro Vecinal del Barrio Jardín, el que quiera puede venir con nosotros, a disfrutar y a elegir el arte marcial que quiera, la verdad es que tenemos una muy buena respuesta y estamos todos los días.