Lucharla con estilo propio: una peluquería para la familia
"La Luci", escuela del hacer. A los 21 años, Matías Figueroa, uno de los chicos de La Luciérnaga, abrió su salón de peluquería en el camino interprovincial. Su historia demuestra que perseguir un sueño es el camino de la superación constante.
Por Manuel Ruiz
Hace un mes y 20 días, Matías Figueroa, de 21 años, abrió en calle 1 al 679 su peluquería, la que bautizó "Estilo Propio".
En una de las zonas comerciales más importantes de San Francisco y Frontera, el joven peluquero que es además uno de los músicos de "Banda Libre" de la Luciérnaga, día a día, corte a corte, busca lograr la fidelidad de su clientela, esa que había logrado en barrio Acapulco y que cuando el barrio se puso "espeso", tuvo que dejar.
"La idea fue de mi mamá. Me decía: 'porque no probás con ser peluquero, fíjate si te gusta'. Entonces, decidí ir a estudiar, me empezó a gustar, no se me hizo tan jodido porque a la vez soy músico entonces tengo velocidad en la manos, en los dedos, y no se me hizo complicado manejar las tijeras, el peine. Decidí seguir la carrera y acá estoy", expresa Figueroa a LA VOZ DE SAN JUSTO.
"En 2014 me recibí y abrí la peluquería en mi casa, en barrio Acapulco, era una mini peluquería. Simple. Sillón, espejo y un estante, que es el que está ahora acá y que me va a acompañar hasta el final", cuenta Matías, mientras hace mover uno de los sillones de peluquería, mientras Yanina, su pareja, y su hijo Elian pasean por la peluquería.
La familia, primero
"En Acapulco tuve la peluquería desde 2014 hasta 2018. La cuestión fue que el trabajo andaba bien, hasta los dos primeros meses de 2018, cuando el barrio se complicó, por todas las cosas que pasaron, cosas... de barrio. Como bajó el negocio y tuve a mi familia, empecé a mirar todo de otra manera. A la decisión primero se la planteé a mi viejo. Le dije: 'viejo me tengo que ir, he perdido a mis niños -yo a los chicos más chicos le digo mis niños-. He perdido a mis amigos que venían a cortarse el pelo acá, tengo que cambiar porque no da más. Andaba, pero no como antes. Y yo extrañaba mucho a los chicos, porque ellos querían dibujos (un estilo de corte) y perdí eso. Mi viejo, me vio así y una vez me dijo: 'Tengo un trabajo para vos'. Yo me 'tunié', porque pensaba que iba a hablar con un patrón, a hacer una entrevista de trabajo. Salimos, dimos un par de vueltas y se paró al frente del local, acá en el Interprovincial y me dijo: 'Ese es tu trabajo' y yo me quedé helado. Porque mi sueño era hacer la peluquería en otro lado. Una calle más transitada, conocida y me tocó el inter. ¡Y estoy chocho!", cuenta el peluquero cómo fue dejar la peluquería que tenía en su casa, en su barrio para por motivos de fuerza mayor, tener que irse priorizando el bienestar de familia.
- ¿Cómo fue la mudanza? Instalrse en un lugar muy concurrido, comercialmente muy importante.
Empezamos en un mes medio complicado. Nació mi hermana, estaba el cumpleaños de mi hijo, se vino el frío, y cuando se viene el frío, la gente afloja y no se corta el pelo. Entonces tarjeteamos todo, mi viejo se hundió mal. A mis viejos, le agradezco un montón y a ella por bancarse todo al lado mío. Yo en el barrio, trabajaba viernes y sábado, y además, en una fábrica. Cuando nació mi hijo, a los tres días me quedé sin trabajo en la fábrica y fue lo peor que me pudo pasar en la vida. Y la verdad, bajé los brazos. Porque tenía que comprarle todas las cosas él, y dije 'algo tengo que hacer, no puedo bajar los brazo ahora'. Y empecé a meterle más fichas a la peluquería, empecé a abrir desde los miércoles y cuando aflojamos, hablé con mi señora, lo pensamos entre los dos, lo decidimos y fue sentar cabeza a full. Hay que luchar por tu familia, y más cuando tenés un hijo, que es lo mejor que me pudo pasar en la vida, porque me cambió un montón. Ahí te das cuenta de lo que te hicieron tus padres por vos. Y yo la pasé feo, y quizá me vuelva a pasar, pero hay que lucharla.
De La Luciérnaga al emprendimiento propio
El "Maturri" de "La Luci"
"Desde los 15 que estoy en La Luciérnaga. Fui por Axel (amigo y exmiembro de "Banda Libre"). Porque estaba el proyecto de música, y yo soy músico, fui a ver qué pasaba, porqué sabia tocar la güira, y ahí estoy, casi profesor porque de los instrumentos de percusión sé tocar la mayoría", relata el joven que es uno de los referentes de la banda de cumbia que surgió en la institución.
Sobre sus vivencias en la ONG, Matías rescata sobre todo la alegría de los chicos que a pesar de todo siempre tienen una sonrisa para ofrecer. Sonrisa donde Matías encuentra un espejo. "Me veo en los chicos que van todos los días a 'La Luci'. Me veo más en la sonrisa. Siempre hay un chiquito que baila y baila cuando tocamos y me veo en él".
Figueroa afronta la cotidianeidad con responsabilidad. Con entereza. Con la dignidad de saber que tiene que darle dignidad a su familia. Matías mueve peine y tijera a la misma velocidad que mueve las baquetas sobre los timbales. Hay en sus sueños, realidad. De peluquero y de músico. De superación. De luchar por sus decisiones.