Los snacks ricos y saludables para para comer en familia en la playa
Cómo alimentarse saludablemente en la playa sin caer en la tentación
Churros, medialunas, helados, hamburguesas, panchos. La playa nos ofrece innumerables tentaciones que ponen a prueba nuestra fortaleza para seguir manteniendo una dieta equilibrada. Entonces, ¿qué comer en vacaciones? La receta es simple: elegir cuidadosamente los alimentos que vamos a consumir y llevarlos ya preparados.
La licenciada en Nutrición Julieta Grande (M.P. 2234), coordinadora del servicio de viandas saludables Sano Sabores, comenta que "no hay secretos pero sí conductas que cumplir como por ejemplo, elegir los alimentos que vamos a consumir en familia y llevarlos listos para ingerir".
En este sentido, la nutricionista enumeró algunas comidas para disfrutar todos juntos en la playa sin comer de más:
- Frutas y verduras: son las estrellas del menú playero. Poseen fibra, potasio, calcio, magnesio, hierro, fósforo, vitaminas A, B y E, entre otras tantas propiedades. Además, hidratan nuestro organismo en forma muy rápida, dado su alto contenido de agua. Prepararlas en ensaladas puede convertirse en una opción excelente para combinar sabores y nutrientes.
- Gelatina: muy sencilla de preparar y puede consumirse sola o con frutas. Una alternativa interesante es reemplazar el agua fría por yogurt bebible light y así conseguir una consistencia muy similar a la de una mousse. La gelatina es fuente de colágeno, el cual aumenta la elasticidad y firmeza de nuestra piel. También posee calcio, magnesio, fósforo, silicio y otros minerales que mejoran la salud de nuestros huesos, y glicina, que favorece nuestra digestión.
- Brochetas de pollo y verduras: utilizar palillos es una cómoda opción para el almuerzo. Quitándole la piel, la carne de pollo es un excelente alimento para incorporar distintas proteínas y nutrientes con muy bajo nivel de grasa.
- Frutas secas: cinco mariposas de nuez o diez almendras resultan la porción ideal. Además de ser sumamente ricas en fibras y antioxidantes, contiene grasas insaturadas y Omega 3 que colaboran a reducir el colesterol "malo" al tiempo que incrementan el "bueno", protegiendo así nuestro sistema cardiovascular.
- Frutas deshidratadas: el dato relevante es que poseen el mismo valor nutricional que una fruta fresca así como vitaminas, fibras y minerales. También contienen ácido fólico.
- Pickles: su consumo asegura
una buena digestión y fortalece el sistema inmunológico. Son elevados además
sus aportes de vitamina C, enzimas digestivas, ácidos fólicos y lácticos.
- Yogurt: es una gran fuente de calcio y fósforo, esenciales para el desarrollo de nuestros huesos. También posee una significativa cantidad de proteínas que potencian las defensas inmunológicas.
- Barrita de cereal: posee fibra que ayuda a reducir el colesterol malo y a regular el tránsito intestinal. Las variedades orgánicas tienen antioxidantes que colaboran a prevenir algunos tipos de cáncer.
- Rollitos de queso y jamón: el elevado contenido de calcio y vitamina D convierten al queso en otro alimento altamente recomendado para cuidar la salud de nuestros huesos. El jamón, por su parte, aporta potasio, zinc, fósforo y magnesio.
Prohibido olvidar:
- El desayuno: con las altas temperaturas, llegar a la playa con el estómago vacío aumenta el riesgo de que suframos mareos o bajones de presión.
- Comer cada tres o cuatro horas: es fundamental para que el organismo cuente siempre con la energía indispensable para funcionar.
- Agua: en verano, esta necesidad se incrementa ya que las pérdidas por sudoración son mucho más altas. Lo recomendable es beber entre dos y tres litros diarios.