LA LUCHA DE UNA MADRE Y SU HIJA CONTRA LA ENDOMETRIOSIS
Son madre e hija y ambas "endoguerreras", comparten su lucha contra la endometriosis, llamada también la enfermedad del silencio, porque casi nadie habla sobre ella.
Provoca serias consecuencias en la salud femenina. La endometriosis es una patología ginecológica crónica, no tiene cura, es benigna y sus causas aún son un misterio. Se produce porque el endometrio, que es la membrana que recubre la cavidad del útero, crece en otros lugares del organismo causando dolor intenso durante la menstruación, además de otros síntomas -físicos y emocionales- que afectan la calidad de vida de la mujer que la sufre. Entre las consecuencias también produce infertilidad.
Cada 14 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Endometriosis con el objetivo de con el objetivo de difundir más sobre esta enfermedad remarcando la importancia de un diagnóstico precoz.
En este día tan especial Marina Infante (40) y Victoria Solé (17), madre e hija, contaron a LA VOZ DE SAN JUSTO sus experiencias con la enfermedad y aconsejaron a las mujeres que hablen del tema, que "consulten al médico para prevenir, que se realicen estudios y así lograr una detección temprana porque la menstruación no duele, si duele no es normal".
Marina fue mamá de tres niñas y convive con endometriosis desde hace 17 años, que le diagnosticaron tras el nacimiento de su segunda hija Victoria que actualmente también padece la enfermedad. "Cómo mamá no quería que a ninguna de mis hijas les tocara sufrirla, pero sucedió y hoy lucho para que Victoria tenga una mejor calidad de vida", dijo.
Contó que los primeros síntomas comenzaron cuando tenía 17 años, tenía dolores insoportables, cólicos y sangrado abundante que le impedía hacer actividades cotidianas. "Me internaron varios días y no sabían que tenía hasta que hacerme varios estudios me descubrieron quistes de carne en ambos ovarios, ahí fui operada por primera vez".
"Recuerdo que mi mamá tenía menstruaciones abundantes y dolores fuertes, seguramente ella también tuvo endometriosis, pero antes no la diagnosticaban o tenía otro nombre", recordó Marina.
Después de su primera cirugía en la adolescencia, en 2007, sufrió una recaída que motivó una nueva internación. "La doctora Silvina Marchisio decidió derivarme a la Clínica del Sol en Córdoba donde me sometieron a la una laparoscopía que duró más de tres horas. En ese momento me diagnosticaron endometriosis, desde ese entonces comencé con diferentes tratamientos", afirmó.
Recordó que los doctores "me decían que lo sentían mucho pero que con esta enfermedad no podía volver a ser mamá. Le agradecí a Dios por darme la oportunidad de ser madre de dos niñas, hubo meses en los cuales mi menstruación desaparecía y meses en los que mi menstruación tenía la duración de un mes completo".
Continúo contando que siete años después, en 2014, "me sometieron a estudios para dejar de menstruar, luego de unos meses me hicieron otros directo al útero muy dolorosos. En diciembre de ese año me enteré que iba a tener otro bebé, fue un embarazo muy controlado".
La enfermedad del silencio nunca se va, y fue así que tiempo después Marina menstruó durante más de un mes. "Llegué a tener anemia y me volvieron a internar para realizarme una transfusión de sangre, además de una cirugía en la que extrajeron los adherentes acumulados", recordó.
Después de toda esa odisea, recibió la noticia que la enfermedad había afectado a su segunda hija Victoria que fue diagnosticada con solo 13 años. "Desde ese día la endometriosis se convirtió en la lucha de nosotras", remarcó Marina.
Victoria tiene 17 años, y tiene endometriosis como su mamá. Desde su primera menstruación comenzó a sufrir dolores que no le permitían llevar a cabo actividades de la vida cotidiana, como por ejemplo ir a la escuela. "Mi mamá -que ya tenía la experiencia- se dio cuenta que no eran normales los dolores que tenía. Entonces me hicieron diferentes estudios para determinar qué me causaba tanto dolor. Finalmente llegaron al diagnóstico de ovarios poliquisticos y endometriosis". Recordó que por su edad, 13 años, los médicos "no sabían que tratamiento darme, al principio solamente eran calmantes hasta que un día me dejaron de hacer efecto. Ahí empecé con distintos tratamientos, algunos funcionaban por unos meses y pero después no". "Mi endometriosis siguió avanzado, mis dolores muchas veces toman el control, causando cambios de humor, impidiendo hacer una vida normal. En noviembre pasado hice un tratamiento que no funcionó y me internaron. Me derivaron a la consulta a Córdoba y estor por comenzar un nuevo tratamiento, si no funciona, tendré que ir a una cirugía", aseguró Victoria. Marina y Victoria forman parte del grupo EndoVida y cuentan sus historias para concientizar, alentando a las mujeres a consultar al médico. "Agradecemos a todos los que nos ayudaron y no nos soltaron la mano. Melina Taborda de EndoVida, se enteró del diagnóstico, nos acompañó siempre y se preocupó por la medicación. Las doctoras Silvina Marchisio y Verónica Pepino, siempre están y sobre todo la familia que nos acompaña siempre", finalizaron.El dolor, desde la primera menstruación