La historia del sanfrancisqueño que enfrentó a un equipo de refugiados en Australia
Lisandro Lucarelli es un apasionado por el fútbol a quien, esta semana, una invitación le cambió la vida. En Australia, donde se encuentra de paso, participó de dos entrenamientos frente al Mildura United, un elenco que reúne a hijos de familias refugiadas de África y parte de Asia. Posteriormente, dialogó con LA VOZ DE SAN JUSTO sobre su experiencia.
Suelen decir que en todas partes del mundo, siempre, hay un argentino. Pero, en esta historia, además, ese argentino es también nacido en nuestra ciudad. Se llama Lisandro Lucarelli y de la mano del fútbol vivió esta semana una experiencia que, según cuenta, marcó su vida.
¿Qué pasó? En el marco de una nueva aventura que decidió afrontar en Australia, surgió la posibilidad de enfrentar, en dos entrenamientos, al Mildura United Soccer Club, del país oceánico.
Hasta allí todo parece normal aunque las connotaciones del equipo rival marcaron a fuego a Lisandro. ¿Por qué? Porque el equipo está conformado por hijos de familias refugiadas en Australia, procedentes de África y parte de Asia, que tienen allí un lugar de inclusión, formación y esparcimiento, además de competir en lo que sería un equivalente a la Liga Regional.
Visiblemente sorprendido -por el trasfondo que persigue este club- y agradecido -por haber formado parte de estos partidos-, Lucarelli dialogó con LA VOZ DE SAN JUSTO y dio detalles acerca de esta experiencia que le permitió "vivir la verdad del fútbol".
Todo nació en una charla de fútbol
Fiel apasionado por el fútbol, Lucarelli, acompañado por un amigo chileno forjado en medio de su aventura oceánica, conocieron al entrenador del Mildura United -que es australiano- por la cercanía entre el hostel en donde se alojan y el hogar del DT.
"Hablando de fútbol, él nos preguntó si queríamos jugar, lo cual ayudaría a entrenar al mismo tiempo a su equipo. Aceptamos y fuimos martes y jueves", relató el sanfrancisqueño.
Más allá de que en la previa habían hablado sobre la conformación del elenco australiano, el observarlo en vivo y en directo fue una caricia al alma para los dos amigos que llegaron con su bolsito y los botines a colaborar con la causa.
Entre sus compañeros de equipo, también había italianos, griegos, tailandeses, ingleses, escoceses, franceses y australianos.
A su vez, el Mildura United, reúne a jugadores de familias refugiadas de Afganistán, Pakistán, Congo, Ruanda, Uganda, Sri Lanka y otros futbolistas con raíces aborígenes de las islas del Pacífico, como Vanuatu, Fiji y Tonga.
La experiencia
Los entrenamientos se llevaron a cabo en el predio de un aeródromo, en la ciudad de Mildura, en el estado de Victoria, donde la capital es Melbourne. "Es parecido al predio que posee Sportivo, tiene vestuarios, canchas de fútbol, rugby y hasta un circuito de mountain bike", contó Lucarelli.
Consultado acerca de la experiencia vivida dentro de la cancha, expresó: "siento que viví la verdad del fútbol. Fue hermosa, una sensación única. Ellos buscan sacar a los chicos de la calle y darle una nueva oportunidad, que puedan hacer amigos, compartir torneos y momentos que los hacen olvidar de las malas situaciones que originaron la salida de sus países".
Además apuntó que el club también cuenta con fútbol femenino: "en algunos casos, por su religión, algunas jugadoras se mezclan con el resto aunque utilizando el velo en la cabeza. Realmente fue una experiencia muy gratificante".
"Lo que hace el Mildura United es excelente, inculcan valores y respeto a cada uno de los integrantes", finalizó.
A pesar de las razas, las lenguas, las historias personales -acompañados por realidades que los obligaron a huir de sus países de origen- y su impronta cultural, en estos partidos todos hablaron y se comunicaron mediante un lenguaje universal: el fútbol.