La fuerza de Lucía: enfrentar el miedo tras el ataque de un perro
Con 10 años, Lucía María Cagnotti, está recuperada totalmente y solo tiene las huellas de la cicatriz en su pierna izquierda que recuerdan aquel domingo cuando un perro de raza Bull Terrier la mordió causándole una fractura y una grave herida. Actualmente sigue adelante con su vida, pensando siempre en positivo, aunque asegura que los perros de gran tamaño todavía le dan miedo y cuando se encuentra con uno, cruza a la otra vereda.
Por Isabel Fernández
Hace poco más de tres años, mientras jugaba con sus hermanas en bicicleta, el ataque de un perro puso en serio peligro su salud, golpeando duramente su vida y la de su familia. Hoy, ya con 10 años, Lucía María Cagnotti, está recuperada totalmente y solo tiene las huellas de la cicatriz en su pierna izquierda que recuerdan aquel domingo cuando un perro de raza Bull Terrier la mordió causándole una fractura y una grave herida.
Tras el ataque, Lucía debió pasar por tres operaciones, una para limpiar la herida y evitar infecciones y dos más para colocarle un tutor que ayudó a que sus huesos sanaran. Tuvo que soportar mucho tiempo un yeso, pasó por gran cantidad de curaciones y realizó rehabilitación. Le llevó un año la recuperación.
Su caso preocupó a toda la ciudad e instaló el debate sobre la peligrosidad de algunos perros y su tenencia responsable.
En los últimos días, otro caso de agresión de perros conmocionó a nuestra comunidad. A Viviana Gisela Vaca, de 21 años, le amputaron ambas piernas tras el ataque de tres perros doberman en barrio San Cayetano.
Desafiar al miedo
Hoy, ya en 5º grado de la escuela primaria, Lucía está muy bien y aunque el miedo a los perros grandes todavía hace que cruce la calle cuando se acerca alguno, asegura con gran fortaleza a pesar de su corta edad, que pensar siempre en positivo es fundamental para salir adelante.
"Todavía tengo la cicatriz y la voy a tener toda la vida, no me importa mostrarla, no me molesta. Estoy bien ahora, hago gimnasia artística, me gusta mucho y no tengo ningún problema, solo a veces cuando cuando camino o corro mucho me duelen los pies", aseguró Lucía en diálogo con LA VOZ DE SAN JUSTO en su casa de barrio Consolata.
Remarcó: "Todos me apoyaron, mi familia, mis amigos y compañeros de la escuela, me visitaron y tuve miedo, pero siempre pensé que iba a estar bien porque de otra manera es más difícil superarlo".
Continúa su vida junto a su familia y sus mascotas, Fidel y el loro Pepo y admite que todavía "los perros grandes, como el bull terrier que me mordió me dan miedo, cuando veo un perro grande cruzo la calle, mi mamá también, nos quedó un poco de miedo. Aunque tengan una correa, pasar al lado da miedo porque no tienen bozal. A los otros perros más chicos no les tengo miedo".
En tanto, su mamá Cristina Tonello destacó que durante la recuperación "Lucía nunca aflojó, nunca pensó algo malo y nosotros también, siempre pensamos que iba a salir todo bien, confiamos en los médicos y tuvimos muchos cuidados por las infecciones, que no se contamine la herida y hacer lo que decían los médicos durante el tiempo que era necesario
"Salimos adelante y superamos todo lo que pasó -afirmó-. Al principio no sabíamos qué iba a pasar con su pierna, pero afortunadamente no tuvo problemas. Al principio todos teníamos miedo, yo salía a caminar y me encontraba un perro me volvía, mis otras hijas también".
Finalmente añadió: "No creo que esos perros grandes sean para tener en las casas, no creo que sean melos pero me parecen peligroso porque son cruzas de razas, traban la mandíbula, destrozan todo y tienen instinto porque cuando la persona corre o se asusta la toma como una presa. Por eso me parece que no tiene que estar en una casa, ni siquiera con los cuidados necesarios".