La despensa que le ganó al tiempo y al fiado
Hoy se conmemora el Día del Comerciante y Comercio por eso rescatamos la historia del almacén de Fabiana Griffa que cumplió nada más ni nada menos que 30 años hace un día.
Si este 10 de julio se recuerda el Día del Comerciante y Comercio en nuestro país es en parte gracias a las despensas pioneras que todos desean tener cerca y ruegan que esté abierta cuando hay algo de último momento que olvidaron.
El negocio de Fabiana Griffa de Nellen tiene la particularidad de ser una auténtica proveeduría de barrio, de las que son clásicas porque tienen amplia franja horaria de atención y salvan "las papas". Detrás de ese mostrador la mujer de 48 años atiende siempre con una sonrisa este espacio que representa la forma en que se gana la vida.
Fabiana tiene 30 años y un día como comerciante porque ayer su negocio cumplió las tres décadas de existencia y agasajó a los clientes que permiten que eso sea una realidad con un copetín.
Después de escribir en el pizarrón que da a calle José Hernández 1403 que llegaba el cumpleaños de la despensa, contó que no siempre estuvo ahí, en realidad todo comenzó en la casa de su suegra a una cuadra de este lugar donde permanecieron los primeros dos años.
"Todo empezó de forma precaria junto con mi marido, que en ese entonces éramos novios. Por ejemplo, teníamos una máquina de cortar fiambre manual, estanterías sencillas. Todo muy precario en ese momento. Fuimos progresando de a poco y gracias a Dios y el apoyo de la gente que nunca nos abandonó seguimos subsistiendo estos 30 años", dijo a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Secretos
La lealtad es una virtud que destaca al hablar de su clientela y sostuvo que "la gente nunca los abandonó a pesar que se llenó de competencia". Ellos seguramente respondieron al empuje que todo este tiempo mantuvo Fabiana.
En este sentido detalló: "Es una experiencia muy linda, gracias al negocio pude hacer estudiar a mis hijos, tengo una hija kinesióloga y el otro técnico en Seguridad e Higiene. Estoy muy agradecida al barrio y la gente que siempre me apoyó".
Comenzó a trabajar en el negocio a los 18 años, en ese momento estaba de novia. Todas las mañanas llegaba en bici a la casa de su suegra desde barrio Jardín y se dedicaba a atender hasta el mediodía "porque a la tarde estudiaba en Brinkmann profesorado en Educación Especial". "Nunca ejercí, me casé jovencita a los 20 formé la familia y aunque terminé nos quedamos con el negocio. Entre los dos, como él es viajante logramos tener nuestra casita. Hubo muchas crisis, pero siempre estuvimos luchándola. Se abrieron muchos negocios alrededor, sin embargo, seguimos de pie", añadió.
En estas tres décadas Fabiana considera que "la clave de perdurar con un negocio tanto tiempo es el carácter, la paciencia porque la gente no solo viene a comprar, también confían muchas cosas y más que todo es necesario saber llevar a la gente, es difícil estar detrás de un mostrador".
¡Ah! Como si fuera poco remató: "Es muy importante que le doy confianza a la gente. Soy de las pocas que les mantiene su libreta del fiado todavía como esas que usábamos antes para ir a la despensa".