La angustia del periodista sanfrancisqueño varado en Perú: "¿Quién atiende los derechos humanos?"
Se complica la situación de los argentinos varados en el exterior. El Gobierno frenó su regreso, solo podrán hacerlo en casos excepcionales. Juan Leyes junto a otros crdobeses, enviaron una carta a la ONU y la OEA.
Días atrás en las páginas de LA VOZ DE SAN JUSTO contábamos la odisea de Juan Leyes, uno de los tantos argentinos varado en Perú. Sanfrancisqueño de nacimiento y actual residente en Córdoba donde trabaja como periodista en el diario La Voz del Interior, todavía permanece en Cusco y parece que deberá hacerlo por más tiempo luego de que esta tarde el presidente Alberto Fernandéz anunciara que "por ahora" los regresos de compatriotas que quedaron varados en el extranjero "están suspendidos", con la excepción de los mayores de 65 años. "Los vamos a socorrer cuando el riesgo sea menor", dijo el presidente.
Semanas atrás, Juan se fue a unas vacaciones soñadas en Perú. El coronavirus que parecía estar del otro lado del mundo llegó rápidamente a nuestro continente. Actualmente está en Cusco a la espera de un a respuesta.
Mientras tanto, Visa y Mastercard cancelaron las extracciones por cajero en el extranjero, otro problema más para los varados por coronavirus. Este martes, la embajada argentina en Perú habilitó un formulario para asistencia económica y por medicamentos a quienes estén en esta situación.
Desde ese país, Juan escribió un texto que comparten entre los varados cordobeses para emitir denuncias y envió una carta a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Compartimos el texto completo a continuación:
Varados en Perú por coronavirus: ¿quién atiende los derechos humanos?
Día sexto de cuarentena en Perú. Me levanté temprano esperando una confirmación de la embajada argentina en este país que finalmente no llegó. Desde la sede consular este pasado fin de semana habían alentado acerca de la posibilidad de enviar dos vuelos charter desde Cusco, ciudad en la que me encuentro varado, hacia Lima, para luego emprender regreso a la Argentina.
Cada vuelo unos 170 pasajeros, 340 posibilidades de volver al país. Sin embargo, los turistas encontramos por la tarde de ayer una explicación nada satisfactoria de las autoridades del consulado.
"Los vuelos dependen estrictamente de las autoridades peruanas, para el desplazamiento por tierra y la realización de charters sanitarios", indicaron. Líneas más abajo de un comunicado oficial emitido en la página de Facebook, enunciaron que "la embajada carece de potestad para decidir vuelos y partidas" dando cuenta de la falta de autorización de parte del gobierno peruano para operar las aeronaves. "Estamos imposibilitados", concluyeron respecto a la situación.
Ante tamaña decepción, decidí abstraerme de la bronca en los grupos de WhatsApp de los varados argentinos y pensar en cómo seguir.
Cristian, un profesor colombiano de fútbol, que integra el grupo de 11 turistas que convivimos está cuarentena, dió para todos una clase de gimnasia en el patio de nuestro hostel que va camino a convertirse en nuestra "casa". Entre planchas y sentadillas decidí que la presión internacional podría ser una herramienta.
Ayer, el mendocino Carlos Ortiz (70), un paciente oncológico (autorizado por su médico) que está en esta ciudad, se vio bastante afectado. "Tiene los glóbulos blancos muy bajos, el stress hace que le bajen las defensas y es población de riesgo ante el coronavirus", dijo su hija Lorena a este periodista. Había que hacer algo.
Con no permitirnos el traslado a Lima para abordar un avión hacia Ezeiza, el gobierno del presidente Martín Vizcarra viola el artículo 13 inciso 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. El mismo dice que "toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país".
Vizcarra, en una medida tomada el 16 de marzo decidió, en menos de 24 horas, cerrar fronteras, vuelos y viajes terrestres, decretando toque de queda. Esto dejó a cientos de turistas varados y para ellos no emitió salvoconducto para poder abandonar el país obviando cuestiones humanitarias como falta de recursos económicos para solventar la obligada estadía o contemplar problemas de salud de los varados.
Además, al persistir en su decisión de no resolver la situación de cientos de extranjeros y endurecer su postura, viola también el artículo 30 de la misma declaración.
"Nada en esta declaración podrá interpretarse en el sentido que confiere derecho alguno al Estado para realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta declaración", reza el artículo.
Por ese motivo, luego de repeticiones de ejercicios, con lápiz y papel reescribí un texto que compartimos entre los varados cordobeses para emitir denuncias y envié una carta a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA). Los derechos humanos están por encima de la decisión de un presidente.