Hacer algo y hacerse cargo
Días atrás un obrero gasista se paró frente al presidente y le pidió que "haga algo rápido" para atenuar la crisis que atraviesa el país. Algunos pretendieron señalar que Macri fue increpado. Todo lo contrario, con respeto pero con firmeza, este trabajador puso en palabras lo que siente mucha gente.
Como reiteradamente ocurre en este país,
una discusión de los últimos días sobre la realidad política y económica
discurrió en torno al comentario de anécdotas puntuales referidas a los modos
cómo algunos ciudadanos se dirigieron al presidente de la Nación para
plantearle sus quejas por la actual situación de incertidumbre que se vive.
Un obrero gasista que trabaja en un plan de viviendas que construye el gobierno nacional se paró frente al presidente y le pidió -casi fue una súplica- que "haga algo rápido" para atenuar la crisis y la recesión económica que se lleva puestas las esperanzas de miles de argentinos. Algunos pretendieron señalar que Macri fue increpado. Todo lo contrario, con respeto pero con firmeza, este trabajador puso en palabras lo que siente mucha gente que no la está pasando bien. Tanto, que el primer mandatario solo atinó a abrazarlo, como si fuese un boxeador que recibió un mandoble en el medio del ring según comparó acertadamente un periodista porteño.
El otro caso es el de un conocido músico que, en la televisión pública, insultó directamente al presidente modificando la letra de una de sus canciones más conocidas. Inmediatamente, hubo vestiduras rasgadas en algunos sectores oficialistas que incluso se quejaban porque el exabrupto había sido propalado por el canal público, volviendo a confundir -como lo han hecho prácticamente todos los gobernantes- a gobierno con Estado. La emisora es estatal, no gubernamental. Es verdad que se trató de una expresión desubicada y de mal gusto. Aunque fue el propio artista se encargó de aclarar que sus conceptos "no fueron dirigidos en forma personal contra el presidente ni su investidura, fue una reacción espontánea contra la situación de desconcierto que vive el país".
Vale consignar que ambos individuos hicieron uso de su derecho a expresarse libremente, una de las no muchas cosas positivas que se pueden observar en la Argentina de hoy. Pero, además, las dos anécdotas son botones de muestra del desasosiego y de la incertidumbre. Mucho más en un año electoral en el que la dirigencia política está sumergida y demuestra -salvo excepciones- su incapacidad para abstraer la contienda proselitista de sus actos de gobierno o los que corresponden al ejercicio de una oposición madura y respetable. En los dos casos, cada uno de los sectores intentó echar agua a su molino. Así, el debate público terminó, nuevamente, desvirtuado.
A mediados de 2017, en ocasión de un informe del jefe de Gabinete al Congreso de la Nación, este funcionario espetó al sector que gobernó hasta 2015, cuestionando la innegable mala situación en la que encontró el actual gobierno al país: "Háganse cargo". Esa frase bien puede parangonarse con el "haga algo" de ahora, aunque los protagonistas estén en la vereda ideológica opuesta. Es decir, el tiempo sigue transcurriendo y ninguno de los sectores políticos hoy en pugna está en condiciones de tirar la primera piedra. Herencia recibida e ineficacia en la gestión son dos conceptos amañados que acompañan a la democracia argentina desde hace décadas.
En aquella oportunidad de la discusión entre el jefe de Gabinete y parte de la oposición en el Congreso, en esta columna se puntualizó: "El ¡háganse cargo! podría adquirir así un nuevo significado o sentido. No suena exagerado señalar que, posiblemente, la frase se transforme en un reclamo mayoritario para que toda la dirigencia política -oficialistas y opositores, gobernantes y ex gobernantes- asuma la responsabilidad que les otorga el voto popular y trabajen en consecuencia para dar vuelta la historia de fracasos, vaivenes y grietas que vive la Argentina desde hace tiempo". Quitando el insulto fuera de lugar que emitió el músico, su expresión puede asimilarse a la del obrero que encaró al presidente para convertirse en un manifiesto reclamo de la ciudadanía a toda la dirigencia, en especial a la que pretende mantener o alcanzar el poder: "Hagan algo, háganse cargo, lo mínimo que pretendemos es un poco de satisfacción".