En el gimnasio y la pileta, Carlos lucha contra la rigidez que le causa el Parkinson
Carlos Pedronzo lidia con el Parkinson desde hace seis años. La primera señal de que algo no estaba bien fue cuando quiso bajar la ventanilla del auto y su mano no respondía. Tiene rigidez en el lado izquierdo de su cuerpo. Hoy cuenta su historia a LA VOZ DE SAN JUSTO y cómo la terapia de neurorehabilitación le devuelve la movilidad.
Por Isabel Fernández
Se dio cuenta que algo no funcionaba bien un día que quiso bajar la ventanilla del auto y su mano no respondía, estaba rígida. Tras el diagnóstico hace seis años, el sanfrancisqueño Carlos Pedronzo, de 56 años, comenzó su batalla para frenar el avance del Parkinson que le provoca rigidez en el lado izquierdo de su cuerpo.
Hoy la terapia de neurorehabilitación le devuelve la flexibilidad y se complementa con el tratamiento con medicación que indica el médico neurólogo.
El Parkinson es una enfermedad crónica y degenerativa del sistema nervioso central que afecta el movimiento y suele ocasionar temblores, impactando mucho en la calidad de vida de quien lo sufre.
Carlos lleva adelante la neurorehabilitación que se aplica de manera interdisciplinaria en el Instituto Ambar, de nuestra ciudad.
Contó su historia aLA VOZ DE SAN JUSTO para que otras personas, -que como él, lidian con esta enfermedad que no tiene cura- sepan que pueden encontrar una alternativa, además remarcó la importancia de la disciplina y la voluntad para tratarla.
"Si no le hacés frente, te liquida. La enfermedad avanza, pero no se la voy a hacer fácil" dijo Carlos a quien el Parkinson le provocó rigidez del lado izquierdo, aunque no tiene temblores.
No se da por vencido y aunque no todos los días está de la mejor manera, sigue trabajando en una fábrica de la zona. "Es muy importante la actitud y la voluntad que cada uno tenga frente a esto -remarcó-. Hago los deberes, tomo el medicamento, hago ejercicio, rehabilitación en el gimnasio y la pileta. Tenga ganas o no, me levanto y voy a trabajar igual".
Para Carlos, los días no son todos iguales, la enfermedad cambia bastante y a veces no está bien. "Según el tiempo que demoro en vestirme a la mañana se cómo será mi día, si será bueno, regular o malo. A veces la enfermedad me deja en 'off', como bloqueado, sin saber cómo seguir y de repente se sale, los movimientos se vuelven más lentos".
Le devolvió el movimiento
La terapia de neurorehabilitación va de la mano con el tratamiento que indica el médico, se aplica de manera interdisciplinaria y a Carlos lo ayuda mucho a encontrar más flexibilidad en sus movimientos. La hace tres veces por semana y uno de los días, el trabajo es en la pileta con múltiples beneficios que tiene el agua.
"Cuando comencé estaba mucho más rígido, entumecido, no podía agarrar una pelota y los ejercicios me ayudaron mucho. Dentro de todo estoy bien y sigo adelante", dijo.
Finalmente aconsejó a quienes sufren Parkinson que no dejen la actividad física, tomen los medicamentos y hagan todo lo que dice el médico. "Es importante buscar todas las alternativas y hacer bien el tratamiento, hacerle caso al médico, no hacerlo como le parece. A veces no es fácil, hoy si no se tiene una obra social que responda hay muchas limitaciones, pero hay que intentarlo", dijo.
Realizar ejercicios con una pelota le permite lograr mayor coordinación y aliviar la rigidez
Una terapia dinámica y funcional
Mediante ejercicios en el piso del gimnasio y en el agua con el uso de pelotas, flotadores, barras y otros elementos, se logra luchar contra el avance de la rigidez que provoca el Parkinson.
En el Instituto Ambar, Carlos Pedronzo realiza el tratamiento con la guía de la kinesióloga terapeuta en neurorehabilitación, Pamela Ampudia; quien trabaja de manera interdisciplinaria con las kinesiólogas Soledad Borello y Viviana Butignol, encargadas del centro de medicina física, estética y rehabilitación.
Ampudia explicó que en el caso de una patología neurológica como el Parkinson, se trabaja sobre la postura y el movimiento, ya que se produce un déficit y hay rigidez o alteraciones como temblores.
"Se busca aliviar esos síntomas dando experiencia y variabilidad, flexibilizando, tonificando, hay que fortalecer los músculos, darle estabilidad al tronco y todo eso porsupuesto no de manera estática sino que tiene que ser algo dinámico, funcional, que se pueda trasladar a la vida diaria del paciente", afirmó.
Junto a las kinesiólogas, Pamela Ampudia, Soledad Borello y Viviana Butignol, Carlos forma un equipo para encarar la rehabilitación
Trabajo en conjunto
Agregó que con la terapia -en la que el rol del paciente es fundamental, porque se le pregunta qué necesita mejorar y es quien conoce su cuerpo- "se buscan objetivos funcionales" como por ejemplo que pueda tomar una taza de café.
La kinesióloga recordó que hay objetivos terapéuticos pero siempre el paciente es el que va guiando. "Generalmente le preguntamos, qué no puede hacer y quiere poder hacerlo, que parte quiere mejorar en el ámbito que se desempeñe. Eso es fundamental en este tipo de tratamientos que son prolongados".
Las profesionales remarcaron que para que el tratamiento sea eficaz es fundamental no solo el plan de neurorehabilitación sino también la disciplina y voluntad del paciente en cumplir con lo que se indica, tanto por el médico como por los terapeutas.
Ejercicios que ayudan a recuperar la flexibilidad
Los ejercicios utilizando pelotas inflables, colchonetas, barras e incluso otros elementos en la pileta son el eje para la rehabilitación en el caso del Parkinson. La kinesióloga Pamela Ampudia explicó que se selecciona un elemento distinto dependiendo de lo que se busca lograr con el ejercicio.
"En el caso de Carlos se busca aliviar la rigidez que tiene en el tronco, la rotación y extensión, la coordinación visomanual que lo ayuda mucho a una estabilidad posterior para que camine o puede mirar a un lado y al otro con rapidez sin perder la estabilidad", afirmó.
Remarcó que las manos del terapeuta guian mucho al paciente, "donde uno nota que el paciente se puede reactivar se va dejando solo, no siempre tienen que estar las manos del terapeuta pero es importante guiarlo".
El agua, un gran beneficio
En cuanto a la kinesiología acuática, Soledad Borello quien encara la terapia en la pileta con Carlos dijo que el agua "tiene muchos beneficios, se trabaja mucho a nivel funcional, pero el agua permite mayores rangos de movimiento, el cuerpo se aliviana, tiene una temperatura ideal para generar un mejor funcionamiento articular tendinoso muscular"
"Teniendo en cuenta los objetivos trabajamos de manera interdisciplinaria y teniendo en cuenta lo funcional se trabaja con la guía del paciente que conoce su cuerpo. Se trata de activarlo en algunas posturas con actividades de desplazamiento y flotación en el agua", remarcó.
La kinesióloga recordó que la del agua es una terapia con la que se trabaja desde hace muchos años y tiene muchos beneficios para una amplia cantidad de pacientes, "hoy la parte que deriva el tratamiento empieza a conocer más sobre las funciones que tiene el agua por eso se busca la forma de incorporar esta posibilidad a otros pacientes en neurohabilitación".