El sanfrancisqueño que rescata animales en México
Jeremías Martínez vive desde hace un año en la isla de Holbox, en México, donde fue a buscar trabajo. La "magia de la isla", como él dice, despertó sus ganas de ayudar a perros y otros animales exóticos, para devolverles una oportunidad.
Irse de viaje a otros países en busca de
oportunidades es moneda corriente entre los jóvenes. Las nuevas generaciones,
con el afán de encontrarse con el mundo, se embarcan en proyectos de futuro
incierto aunque sin perder de eje el encontrar un trabajo mientras se disfruta
del paraíso que se elige.
Jeremías Martínez, de nuestra ciudad, es uno de los tantos que encontró su lugar lejos de la Argentina, en la majestuosa isla de Holbox, situada en el norte de la península de Yucatán, en el estado mexicano de Quintana Roo. Allí trabaja como voluntario en el Refugio de Animales de la colombiana diseñadora de modas Morelia Montes.
"La isla tiene algo especial y es que su magia despierta cosas que están guardadas en uno y el rescate es lo que salió de mí", explicó Martínez a LA VOZ DE SAN JUSTO.
Con 33 años, Jeremías colabora con la atención y cuidado de 40 perros, 15 gatos y otros animales exóticos de la isla como mapaches, pelícanos, flamencos y tortugas. "Los animales llegan constantemente al refugio. Los turistas colaboran mucho con el rescate porque los ven en malas condiciones y nos los acercan para ayudarlos".
En la playa, también se encarga de la rehabilitación de los perros discapacitados y los lleva a nadar al mar. "Tenemos un carrito con el que los trasladamos a la playa que está a pasos del refugio. Allí los recuperamos y seguimos el tratamiento luego con dos veterinarios. De hecho es tan importante el trabajo que médicos de todo México hacen, que llegan para tratarlos como ocurrió hace poco, con células madres, para que mejoren más rápido", señaló.
La peluquería canina también es tarea del sanfrancisqueño radicado en México, algo que hace en la actualidad en nuestra ciudad, donde está de visita hasta abril.
La realidad en la Riviera Maya
Respecto de la situación de animales abandonados, Jeremías explicó que se hacen muchas campañas de concientización sobre su cuidado. "En la Riviera Maya no hay sobrepoblación animal, hay mucho interés por el cuidado de ellos pero hay situaciones extremas como el uso de éstos para rituales mayas donde los animales son golpeados, amputados y macheteados. Eso es común de ver, sin embargo, poco a poco la mentalidad va cambiando", indicó.
Con esta perspectiva, Jeremías se mostró alarmado por la situación en San Francisco. "Sé que hay gente que hace un trabajo incansable por los animales pero veo muchos en la calle, muchas perras embarazadas y en mal estado".
Sobre las adopciones, Jeremías reconoció que la mayoría de los adoptantes son turistas de Estados Unidos, Canadá y Europa, que se acercan al refugio y se encariñan de inmediato con los mestizos. "En la isla se adoptan muchos animales y se compra menos, pero lo que pasa con los extranjeros es increíble. Conocen a los mestizos y se los llevan a su país de origen. Gastan muchísimo dinero para poder hacer los papeles internaciones y pagar un pasaje para trasladarlos", contó.
Polito, el pelícano
Martínez trabaja en una posada en la isla y la administradora del lugar, también rescatista, lo invitó al refugio a colaborar y se quedó. Ahora, tiene la propuesta de pasar a ser parte del equipo de trabajo. "Siempre me gustaron los animales, ayudarlos y cuando me comentaron del refugio; pensé que era una buena forma de ocupar mi tiempo libre, pero después los animales se convirtieron en mi prioridad".
Allí, su primera tarea como voluntario fue cuidar de cerca a Polito, un pelícano que llegó a los pocos meses de vida al refugio luego de ser rescatado, en muy mal estado de salud, por turistas.
"Polito fue creciendo y la tarea era enseñarle a nadar y a pescar, y cuando creció y estaba bien; se fue. Fue un compañero para mí porque salíamos juntos al mar, respondía a mi llamado y pasábamos largas jornadas juntos", recordó con gracia.
Entusiasmado por su labor altruista, ahora contó buscará capacitarse en vida silvestre y convertir este voluntariado en algo más serio: "Me gusta mucho lo que hago y me llena de satisfacción", concluyó.