El barrio obrero que desafió una dictadura
Pudo haber sido la historia de un despojo, pero 20 de Junio decidió luchar por sus tierras. En su inicio fue creado y poblado por personas trabajadoras del sector comercial y fabril. Un puñado de casas aún conserva los rasgos originales.
Por Cecilia Castagno | LVSJ
Eran 329 viviendas, de dos habitaciones y con garaje. La ubicación, pericéntrica, y visionaria: 16 hectáreas en el noroeste. El barrio 20 de Junio se inauguraba en 1995, con una particularidad: era el primer barrio obrero de la ciudad de San Francisco iniciado por entidades sindicales.
20 de Junio es eso, un barrio obrero. O el barrio obrero es 20 de Junio. Son cuerpo y corazón. Lucha y resistencia. Identidad y sentido de pertenencia. Narrar su origen es hacer una radiografía del período más negro de la historia argentina, de la clase obrera frente a la dictadura. También es un reflejo de la transformación de la ciudad.
Aunque las tierras fueron adquiridas en 1975, fue barrio recién dos décadas después, con las viviendas construidas y la llegada de las primeras familias que convirtieron el lugar en su nuevo pago, a la espera de que se completaran los servicios y el asfalto, pero este último, es un capítulo aparte.
Una imagen aérea de las casas construidas y entregadas en los '90.
Desde sus inicios, fue reducto de clase trabajadora, con pequeños comercios -en su mayoría, almacenes y despensas y con alguna que otra tiendita-. Un barrio que con los años pasó de las casitas "de plan" a viviendas más elaboradas y complejos de departamentos que fueron dándole un toque de modernidad y, a la vez, de contraste generacional.
Contemplado en barrio Hospital, a principio de los años '50 fue inaugurado el barrio obrero, durante la presidencia del general Juan Domingo Perón, en tanto, 20 de Junio fue el primero en construirse en terrenos sindicales.
La plaza del barrio, lugar de referencia y punto de encuentro. (Fotos: Marcelo Suppo | LVSJ)
Un origen marcado por los años de plomo
Días atrás, dirigentes del Sindicato de Empleados de Comercio (SEC) hicieron entrega a instituciones locales de cuadros con una reseña del nacimiento del barrio, como una forma de conservar la memoria individual y colectiva. Fueron recibidas por el Centro Vecinal 20 de Junio, la Fundación Archivo Gráfico y Museo Histórico de la ciudad San Francisco y la Región y el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (Smata) Seccional San Francisco.
En ese marco, en entrevista con LA VOZ DE SAN JUSTO, el secretario general del SEC, Oscar Fagioli, recordó cómo surgió el barrio y las arduas gestiones que tuvieron que realizar tras el golpe del 76' para poder salvar los terrenos de ser expropiados por el gobierno militar.
El peregrinar fue largo. Viajes relámpagos a Buenos Aires, reuniones clandestinas; en el medio, la desaparición de Oscar Ventura Liwacki, hombre de una intensa actividad sindical, y otros sucesos que engrosan la larga lista de dramas acaecidos durante el terrorismo de Estado.
"Nuestro querido barrio 20 de Junio nació de la lucha obrera y eso tiene un significado especial. Es el primer barrio obrero de San Francisco nacido del sindicalismo. El acto de entrega de las memorias fue una forma de mantener vivo el legado de Liwacki y el de Antonio Nemor (Smata), porque ellos fueron protagonistas fundamentales para la creación de un barrio que tuvo en la lucha de los trabajadores sus cimientos", expresó Fagioli.
"Es una forma de recordar y destacar el trabajo silencioso y anónimo de muchos compañeros trabajadores, conducidos por su dirigencia gremial en una etapa difícil, peligrosa, donde no se respetaban los derechos de nadie", continuó.
El SEC entregó a instituciones cuadros con una reseña de los orígenes del barrio 20 de Junio.
La historia
En 1975, la comisión directiva del Centro de Empleados de Comercio de San Francisco convocó a sus afiliados a una asamblea general extraordinaria, en la cual aprobó la compra de las 16 hectáreas para construir 329 casas para empleados de comercio de nuestra ciudad, enmarcadas en el Plan de Viviendas de la Operatoria "25 de Mayo" del Banco Hipotecario Nacional.
Al no haber completado el cupo de inscriptos entre la masa de afiliados mercantiles, las autoridades del Centro de Empleados de Comercio, encabezadas por Liwacki y Fagioli, secretario general y subsecretario general, respectivamente, le propusieron a sus pares de la seccional local de Smata, con Antonio Nemor a la cabeza y Héctor Nicola como secretario adjunto, sumarse con sus agremiados al proyecto. Ellos aceptaron el desafío de acompañar al gremio mercantil en esta importante iniciativa.
Establecido el acuerdo, ambas organizaciones gremiales se abocaron a la conformación de una subcomisión con los trabajadores que se habían inscriptos como pre adjudicatarios, a fin de que se encargaran de todas las gestiones necesarias para llevar adelante la concreción de este plan de viviendas, con la supervisión y acompañamientos de los sindicatos.
De esta manera, se conformó la sub comisión de vivienda de Comercio y Smata, siendo su primer presidente Manuel García, empleado de Tienda Rossetti, acompañado, entre otros, por Luis Delgado, María del Pilar Casas y Carlos Allazzetta.
Cuando todo indicaba que el inicio del emprendimiento estaba cerca, se produjo el golpe militar y se suspendieron todas las obras que tuvieran relación con organizaciones obreras.
Los dueños del terreno "se presentaron y exigían el pago total, querían cerrar el negocio, porque los militares habían intervenido los sindicatos. Teníamos que conseguir el dinero, ser cautos e inteligentes", recordó Fagioli, que tuvo que moverse rápido. "Era mucho, arriba de cinco cifras", no precisó cuánto.
La asociación civil
Su vínculo fluido con la gremial nacional llevó a Fagioli a buscar apoyo allí para "tratar de pagar primero los terrenos, para que los militares no los confiscaran. El gobierno de facto pedía a los sindicatos las memorias y balances de los últimos tres años, para ver qué bienes tenían".
Fagioli, que había quedado al frente de la Secretaría General del Centro de Empleados de Comercio tras la detención y desaparición de Oscar Liwacki, tomó la determinación, junto al resto de los miembros de comisión directiva de cancelar el pago de los terrenos con fondos que debieron gestionar ante bancas nacionales, comprometiendo las finanzas del propio sindicato para evitar la quita de las tierras que estaban destinadas a viviendas para los trabajadores.
La decisión fue, en parte, por sugerencia del secretario general a cargo de la ex Confederación General de Empleados de Comercio (CGT), quien también le aconsejó sacar el plan de viviendas del ámbito del sindicato porque los militares no iban a permitir proyectos de esas características a cargo de una entidad gremial, y que la subcomisión de viviendas creada con ese fin, fuera transformada en una cooperativa o asociación civil integrada por los mismos pre adjudicatarios.
Fagioli propuso crear la asociación civil conformada por los trabajadores inscriptos en el programa habitacional. Luego de reuniones y gestiones para definir el tipo de asociación a conformar, el 10 de junio de 1980, el Centro de Empleados de Comercio y Smata convocaron a todos los pre adjudicatarios a una reunión informativa en el local del Cine Gran Rex para la constitución de una entidad, lo que culminó con la aprobación de los presentes para que se creara la Asociación Civil "Loteo 20 de Junio". Tras presentarse una única lista de candidatos, Jorge Martín Bossi fue designado presidente de la comisión directiva.
El 5 de agosto de 1980, se reunieron en asamblea general y se aprobó el estatuto social que regiría los destinos de la asociación civil, dando por finalizada la participación del Centro de Empleados de Comercio y de Smata, de manera formal, ya que la asociación funcionó durante muchos años en el domicilio de pasaje Champagnat 68, sede social del gremio mercantil.
Con la tierra asegurada, el próximo paso era la construcción de las casas, pero lograrlo llevó un tiempo largo. Durante la dictadura, "recuerdo que me reuní con el teniente coronel Pita (interventor de la CGT), le pregunté si podíamos construir, si había alguna ayuda estatal para hacerlo, pero la repuesta fue un no, rotundo", contó Fagioli.
"Como directivos de los gremios, junto a Nemor no claudicamos, en pos de un objetivo final, a pesar de la época nefasta que vivió nuestro país con la dictadura militar. Luchamos, gestionamos, endeudamos nuestras propias organizaciones gremiales para cumplir con un sueño, que era el sueño de 329 familias de trabajadores, sueño que hoy se ha transformado en esta hermosa realidad que es el barrio 20 de Junio, seguramente uno de los más lindos y prestigioso que tiene San Francisco", agregó Fagioli.
"Esta historia tiene que servir de espejo e inspiración para las nuevas generaciones, para que trabajen hacia ese objetivo, algo que es muy difícil en un contexto económico tan complejo, pero nunca hay que abandonar ese sueño que dignifica a los trabajadores -instó-. Nosotros luchamos por el salario y por la casa, porque la casa cobija a la familia del trabajador".
"La identidad obrera siempre la ha tenido"
Más allá del planteo inicial, las características de un barrio están dadas por el uso, la apropiación y el sentido de pertenencia de sus habitantes. El 20 de junio es uno de los barrios que creció demográficamente y en su infraestructura edilicia en los últimos años. Sin embargo, conserva la tranquilidad.
"La identidad obrera siempre la ha tenido, eso es indudable, este es un barrio de gente trabajadora y emprendedora". Nadie como ellos para retratarlo: Víctor Vacchieri y Marisel Mazza, 1º vocal y vocal e integrante de la subcomisión de la mujer del centro vecinal, respectivamente.
"El centro vecinal se fundó el 2 de julio de 1995, el mismo año en que se entregaron las viviendas (23 de marzo)", indicaron quienes fueron dos de los fundadores. Recuerdan que en el lugar mismo donde se desarrolló esta entrevista "había un obrador de la empresa constructora; sentados entre las bolsas de cemento hacíamos aquí las primeras reuniones de vecinos".
Víctor Vacchieri y Marisel Mazza destacaron el fuerte sentido de pertenencia barrial.
Con la primera venta de locro compraron árboles, porque se propusieron que los espacios verdes sean una marca distintiva del barrio. También se lo supo reconocer por sus carnavales o la fiesta de la cerveza.
-¿Cómo está el barrio hoy?
-Víctor Vacchieri: Ha crecido mucho demográficamente. En infraestructura, cuenta con todos los servicios, agua, gas, cloacas, iluminación y ahora, el inicio de la pavimentación de todas las calles, una obra muy esperada que beneficiará a 700 frentistas y contempla 54.000 metros de asfalto, alrededor de 50 cuadras. El avance de obra está dentro de los tiempos previstos con un plazo de ejecución de 12 meses. Cabe aclarar que Rosario de Santa Fe será pavimentada en su totalidad.
-¿Cuál es el perfil del vecino?
-Marisel Mazza: Las nuevas generaciones de aquellas primeras familias que habitaron el barrio también eligen quedarse acá. Por eso vemos que hay abuelos, padres, nietos de un mismo grupo familiar. En general es un barrio joven, de gente de trabajo, que le dan mucho movimiento.
-Vacchieri: La identidad obrera siempre la ha tenido, eso es indudable, este es un barrio de gente trabajadora y emprendedora. En la zona este, podría decirse que vive la gente mayor, mientras que el oeste se fue poblando con gente más joven.
La obra de pavimentación avanza en 20 de Junio.
-Se percibe un fuerte el sentido de pertenencia...
-Mazza: Sí. Muchos de los que empezamos allá por los años 90 seguimos trabajando para el barrio, luchando por un mismo objetivo: embellecer el lugar donde vivimos. Siempre fue un grupo muy unido. Teníamos manzaneras que recorrían las casas llevando la información de actividades y novedades de obras, etc. También recogían las inquietudes de los vecinos y las traían al centro. Ese diálogo, aunque por distintos canales, es algo que se mantiene hasta el día de hoy, porque el contacto cercano con el vecino es fundamental.
-Fueron pioneros en tener una subcomisión de mujeres, ¿es así?
-Mazza: Sí. Se creó en 2012. Si bien la comisión del barrio ya estaba formada por hombres y mujeres, veíamos la necesidad de hacer cosas para ellas exclusivamente, como el festejo del Día de la Madre, un agasajo que se volvió tradición. Un té con bingo fue el puntapié. Por la gran convocatoria, el salón nos quedó chico, venían hasta de otros barrios y como buenos anfitriones, no podíamos decirles que no. Entonces, los años siguientes, festejamos en el predio al aire libre, hasta que tuvimos que poner un límite a la cantidad de gente. A partir de allí vinieron el Día de la Mujer, talleres, clases de zumba, yoga, gimnasia aeróbica, entre otras actividades. En 2020, estaba todo armado, pero llegó la pandemia. Vamos a trabajar para retomar esta fiesta.
-Vacchieri: Cumplimos una función social muy relevante. Entre las actividades que ofrece el centro también están las clases de apoyo escolar que fueron muy importantes con la virtualidad en la enseñanza. En este momento, no brindamos el servicio de enfermería, algo que venía muy bien y confiamos en poder reactivar pronto. Se hicieron muchas cosas, incluso por la cultura. Imposible no recordar la función de teatro que hicimos al aire libre. Una vecina nos agradeció porque era la primera vez que veía una obra actuada, nunca pensaba que iba a verla en su vida, y para nosotros eso es una caricia al alma. Fue una experiencia muy emocionante y movilizadora como también lo fue la función de cine para chicos que hicimos en la sede, con pochoclo incluido.
-¿Los vecinos conocen el origen del barrio?
-Vacchieri: Muchos jóvenes nos consultan por algún trabajo para la escuela sobre el nacimiento del 20 de Junio y se sorprenden cuando les contamos la historia de lucha que hay detrás, su origen obrero. Para nosotros es muy gratificante recordar ese pasado. Mucha gente dedicó su tiempo para forjar el barrio; algunos fueron víctimas de persecuciones de la dictadura. Hay una historia muy valiosa de lucha y conquistas sociales, por ello, el SUM del centro vecinal lleva el nombre de Oscar Fagioli y Antonio Nemor, a modo de homenaje.
-Mazza: Los jóvenes se interesan y también notamos que quieren participar de la dirigencia vecinal. Creo que logramos llegar a esa juventud con acciones dirigidas a ellos, con propuestas artísticas y sociales. Es importante que se involucren para que sepan cómo se trabaja desde adentro, que no es fácil, a veces hay sinsabores. Aquí abunda la calidez humana y la buena predisposición. A veces, sin ser de la comisión, los vecinos ofrecen su ayuda, desde acomodar las mesas y sillas tras un evento hasta limpiar las instalaciones. Son agradecidos, te paran por la calle y te dicen 'gracias por la organización' o por una gestión, y eso nos reconforta.
El orgullo de pertenecer. Los vecinos siguen el legado de
lucha y trabajo de los pioneros. (Manuel Ruiz | LVSJ)
-¿Qué es lo que más identifica al barrio?
-Vacchieri: La plaza, que hoy la disfrutan las nuevas generaciones, porque la mayoría de quienes nacieron o crecieron aquí, se quedan.
-Mazza: Sienten un fuerte arraigo por el lugar y deciden quedarse. Hay vemos cómo cambia la fisonomía del barrio, con casas nuevas habitadas por familias jóvenes.
-Vacchieri: Otra cosa que nos identifica y nos gustaría volver a hacer es la fiesta de la cerveza. Venían desde otros lugares de la ciudad.
-¿Por dónde pasan los desafíos hoy?
-Vacchieri: En lo inmediato, mejorar la plaza. Hicimos todos los bancos de cemento nuevos, solo resta pintarlos. También, colocar una verja frente a la laguna de retardo en el espacio verde que se formó allí, sobre calle Asunción, donde la municipalidad plantó árboles.
-Mazza: Con la pandemia, los vecinos valorizan más los espacios verdes. Pensando en esa nueva normalidad, apostamos al mantenimiento de estos lugares porque se hará más uso de ellos.
-Vacchieri: Sin dudas, la obra de pavimento es el mayor desafío que se encaró, pero hay otro que espera y anhelamos poder cumplir: techar el salón social del centro vecinal. Es un sueño latente. Los costos son muy elevados, antes de la pandemia nos habían dado un presupuesto que rondaba el millón de pesos para un techo de chapa. Vamos a insistir con las gestiones ante el municipio y la Provincia, y generando recursos propios, pero es imposible si ayuda.
-Mazza: Nuestra política de trabajo siempre fue gestionar pero a la vez hacer obras con aportes propios, acompañar esa ayuda con fondos generados a partir de iniciativas desde el centro vecinal. No esperamos todo de la municipalidad, nosotros también sumamos.
-Vacchieri: La obra de pavimento unió al barrio. Algunos se sentían identificados con Magdalena, que es un loteo que pertenece a 20 de Junio, pero con esta obra se formó una subcomisión y fue una amalgama para que las familias -en su mayoría jóvenes- que viven en ese sector más nuevo se sintieran parte del barrio.