El 89% de las mujeres argentinas tiene una parte de su cuerpo que la hace sentir incómoda
En el Día de la Mujer, un estudio antropológico sobre los cuerpos reales reveló que las argentinas están cada vez más disconformes con sus cuerpos. Cómo lograr un cambio social para una mayor aceptación de la belleza propia
Algunos atribuyen la belleza a lo estético, otros a la esencia interior, mientras que otros la definen como la combinación de los factores anteriores.
Y aunque la belleza sea algo intangible, un estudio antropólógico elaborado por Natura reveló que en Argentina, en los últimos 10 años, la satisfacción femenina con su apariencia física disminuyó notablemente: hay menos mujeres totalmente satisfechas con el propio cuerpo.
La investigación "Cuerpo vivo" se realizó con el propósito de indagar sobre qué sucede en la actualidad con la relación que tiene la mujer con ella misma y con otras mujeres en temas del cuerpo. El estudio se llevó a cabo en Argentina, Brasil, Colombia y México para entender por qué la mujer no puede tener una relación fluida y conectada con su cuerpo y lo ve como algo ajeno a ella, que critica y cuestiona.
Las mujeres occidentales
La manera occidental de relacionarse con la corporalidad está marcada por un dualismo que genera una percepción dividida entre cuerpo y mente. Se habla del cuerpo como algo externo, un objeto sobre el cual se actúa, una parte de alguien. El contexto contemporáneo es de obsesión con la delgadez, incluyendo los disturbios alimentarios y el frenesí de las cirugías estéticas. Poder, idealización y realidad están en juego en la constitución de la cultura corporal contemporánea.
De acuerdo a la investigación, la preocupación femenina con la grasa, las dietas y la delgadez funcionan como una de las estrategias más poderosas para normalizar y disciplinar cuerpos en el siglo XX. Aseguran la producción de autocontrol, auto monitoramento y autodisciplina de cuerpos más frágiles y dóciles, propensos a seguir modas basadas en normas sociales. Las mujeres, sin embargo, no asumen el riesgo de la cirugía estética sólo como víctimas pasivas; en vez de eso, muestran que esas normas de belleza son compartidas por el imaginario colectivo, incluyendo ellas mismas.
La construcción del cuerpo femenino en Argentina está íntimamente ligada a la creación de una identidad nacional homogéneamente blanca, europea, racional, católica y heterosexual. Tales paradigmas pautaron las instituciones y las relaciones sociales, haciendo invisible la presencia de minorías. Esto generó una ceguera cromática, parte del discurso de la identidad nacional, construida sobre la base de la exclusión del diferente y del control de marcas corporales que denota la diferencia, entre ellas las maneras, modo de vestir, lenguaje y acento.
La moda y la estética de los porteños, es decir, aquellos que viven en Buenos Aires, buscó acercarse a la francesa, inglesa e italiana como una manera de proclamar una mejora nacional. Muy influenciada por una mirada colonial sobre sí misma, de esta forma, Argentina adoptó una identidad europea al mismo tiempo que se alejó de una identidad latina.
De este modo, el estudio realizó la primera encuesta en redes sociales sobre la temática cuerpo para indagar en las percepciones de las 120.000 usuarias argentinas que participaron.
Un 89% de las mujeres afirmó que tienen una parte de su cuerpo que la hace sentir incómoda; un 67% no participó de alguna actividad por inseguridad/incomodidad con el cuerpo. En cuanto a los estereotipos físicos, un 56% afirmó que hay más libertad a la hora de mostrar cuerpos que no responden a los estereotipos físicos en comparación a años anteriores.
Los cánones de belleza, un arma de doble filo
A pesar de que son cada vez más los estereotipos que se van derrumbando en comparación al pasado, los estándares, junto con la presión social impuesta por factores como redes sociales, son temas de preocupación para las mujeres argentinas y por sobre todo en las adolescentes, quienes según datos del estudio, revelan que 1 de 10 adolescentes argentinos sufre de anorexia y bulimia. Además, Argentina ocupa el segundo puesto como el país con más casos de trastornos alimentarios.
Infobae