De San Francisco a Asia para ser parte de un ambicioso proyecto arquitectónico: Talan Tower
La arquitecta sanfrancisqueña Paula Coniglio Dussin, de 27 años y recibida en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), vive desde hace siete meses en Astana, la capital de Kazakhstan, en el continente asiático.
La joven, que se autodenomina "perseguidora de sueños", está llevando adelante uno de los proyectos arquitectónicos más importantes de la ciudad y el país junto al estudio italiano al que pertenece. Se trata de Talan Tower, un ambicioso proyecto compuesto por dos torres, hotel y oficinas, de éstas últimas se encarga la coterránea y su equipo en materia de diseño interior.
Finalizada la obra, Coniglio junto al equipo de trabajo se encargarán de construir la casa del propietario de las torres, un palacio que tendrá hasta una discoteca en su interior.
"Excelencia en todos los niveles". Esa es la frase que da la bienvenida a quienes visitan el sitio oficial de Talan Tower en Internet. De esa construcción llena de lujo y sofisticación que tiene un costo real de 350 millones de dólares es parte la arquitecta de nuestra ciudad, que integra el staff del italiano Marco Brunelli, un referente del sector.
"Esta obra surge a partir de la solicitud de uno de los hombres más potentados del país para la construcción de un nuevo edificio importante para la ciudad de Astana, llamado Talan Tower. Parte con un proyecto de diseño inicial de un estudio de arquitectos y diseñadores londinenses y es en nuestro holding de Italia donde se realiza la gestación y planificación del proyecto, que luego nosotros debemos conducir y velar porque pueda verse reflejado el verdadero trabajo en equipo donde se lleve a cabo la concreción del proyecto respetando hasta el más mínimo detalle al estilo Italiano".
La maravilla se expresa por demás en los detalles. "Los mármoles se compran en Italia y Turquía y los envían en avión", contó Coniglio a LA VOZ DE SAN JUSTO, aunque debe resguardar el secreto de lo que se está haciendo entre las paredes de la majestuosa edificación hasta el día de su inauguración.
La torre cuenta con 29 pisos con oficinas de 70 metros cuadrados cubiertos. En cuanto a parámetros técnicos, el edificio tiene modernos sistemas de calefacción, ventilación, ascensores vip y en lo que respecta al diseño, que es de lo que se ocupa Coniglio y su equipo, con terminaciones desarrolladas en Londres con detalles constructivos modernos que dan confort y prestigio.
El propietario del edificio es uno de los hombres más poderosos de Kazakhstan y se refleja en cada movimiento entorno a este proyecto: "Cuando el cliente llega a visitar las obras, viene con cinco camionetas blindadas negras, armados y se paraliza la tarea".
"La casa es el segundo proyecto que tenemos en la compañía donde trabajo y es como un palacio. Tiene discoteca, cine, piscina interna, jardines de invierno, sauna, baños turcos, wine cellar. La diseñadora de interiores será nada más y nada menos que Luoise Jones".
Vivir en Astana En mayo de este año Paula llegó a Astana, la actual capital de Kazajistán (hasta 1998 la capital fue Almatý) y de su distrito federal. La población de la ciudad, según una estimación de noviembre de 2008, era de 750.700 habitantes y se espera que para 2030 supere el millón. Se encuentra situada en el centro-norte de Kazajistán, dentro de la provincia de Akmola, aunque es políticamente independiente del resto del mapa provincial.
"En el mes de mayo llegué a la ciudad por primera vez con todos los temores, la ansiedad y curiosidad que me desbordaban. Recuerdo no haber dormido nada en aquel vuelo. Si bien mi viaje inició en agosto de 2014, cuando decidí dejar todo, familia, amigos, trabajos, departamento y viajar a Inglaterra; el viaje a Astana era diferente, tal vez era la sensación de sentir que al final de todo, cuando uno desea algo y trabaja para conseguirlo, el momento llega", rememoró Paula.
El viaje de dos años la llevó a la joven arquitecta a recorrer casi toda Europa antes de llegar al continente asiático. "Afortunadamente, al día siguiente de recibirme en 2014, me esperaban para iniciarme en San Francisco en el mundo laboral. Meses después, agregué más horas de trabajo por día y comencé a trabajar en una empresa donde diseñábamos y concurría a las obras".
"En esos momentos una amiga de la universidad con quien trabajamos para un proyecto en Las Varillas me invitó a viajar a Inglaterra. Fue ahí donde compré el billete con regreso en dos meses todavía no volví", bromeó la joven.
Paula vivió 6 meses Bournemouth, en una ciudad al sur de Inglaterra donde trabajó en un bar y de niñera. Luego decidió continuar su viaje y mudarse a Italia en busca de mejores oportunidades laborales. "A finales de marzo, llegué a Noale, al norte de Italia, muy cerquita de Venecia donde residen parientes. Después de muchos curriculums enviados, donde la falta de respuestas atribuía a la crisis que Europa manifiesta, a las semanas recibo un mail de primera entrevista para un importante holding de interiorismo en la ciudad de Padova. Con toda la ansiedad que esto despertó en mí, concurrí, y para mi sorpresa, me encontré con un increíble edificio, que nunca me hubiese atrevido a imaginar, a caminar por los pasillos donde se respiraba diseño; encontrarme con diferentes arquitectos; diseñadores extranjeros muy reconocidos en el mundo y tomar conciencia de la magnitud del lugar donde estabas", contó la arquitecta.
"Cuando empezaba adaptarme y a sentirme más tranquila y segura de mí misma en ese ámbito de trabajo, a las dos semanas llegó la propuesta de viajar a Astana para conducir una de las obras que esta compañía está desarrollando", continuó.
Sobre Astana, urbe que con que la Argentina hay 9 horas de diferencia, indicó que "es la segunda ciudad más fría del mundo, con 40 grados bajo cero en invierno y los veranos cortos pero calurosos".
"La ciudad se divide entre la ciudad antigua y la ciudad moderna, con una arquitectura en estilos muy variados, lo que la hace muy particular. Con un crecimiento que se refleja en las importantes obras arquitectónicas, palacios, templos, museos, edificios de gran escala e íconos arquitectónicos de grandes arquitectos reconocidos en el mundo".
Para Coniglio, lo más difícil es el desarraigo. "La diferencia cultural y la lejanía de la familia es lo más difícil definitivamente. La tecnología hace que la distancia no sea tan grande y nos mantiene unidos a nuestros afectos, sin embargo, se extrañan las mínimas cosas cotidianas, propias de nuestra cultura".
"Si bien en la oficina y en obra hay muchas nacionalidades: italianos, ingleses, serbios, australianos, indianos, coreanos, rusos, kazhacos, españoles, norteamericanos, turcos, africanos, irlandeses, griegos; el idioma oficial es el inglés y con mis colegas, hablamos italiano y de ruso solo sé algunas palabras", explicó la entrevistada
"Los procesos de adaptación fueron más largos que en los otros países vividos, ya que todo es muy diferente, comida, vestimenta, música, hasta las modalidades de esparcimientos". Para Paula este proyecto significa poder materializar sus sueños. "La posibilidad de vivenciar situaciones, trabajar con materiales y tecnologías que si bien se estudian en la universidad, donde se las consideran con una mirada imposible y utópica, hoy puedo afirmar que esas utopías no son imposibles y pueden hacerse realidad y podemos contar con su disponibilidad de una manera impensadas en nuestra realidad", finalizó.