Boris Johnson enfrenta una nueva batalla en Westminster tras la derrota parlamentaria
La oposición y conservadores rebeldes esperan aprobar una legislación que lo obligue a buscar una extensión de tres meses a la salida de la Unión Europea si no logra un acuerdo con el bloque.
Un día
después que su estrategia para el Brexit sufriera un golpe letal en el
Parlamento, el primer ministro británico, Boris Johnson, enfrenta hoy un nueva
nueva batalla política en la que la oposición y conservadores rebeldes esperan
aprobar una legislación que lo obligue a buscar una extensión del Brexit de
tres meses, si no logra un acuerdo con la Unión Europea (UE).
El día
del premier se inició con una reunión de Gabinete tras lo cual enfrenta la
primera sesión semanal de preguntas y respuestas en Westminster, informó el
servicio público de radio y televisión británica, BBC.
Con el
control de la agenda parlamentaria, el arco opositor -acuciado por el tiempo-
buscará votar hoy mismo el proyecto de ley que fuerza al primer ministro a
solicitar a los 27 miembros del bloque regional una extensión del Brexit de
tres meses, hasta el 31 de enero de 2020, en las tres lecturas requeridas,
antes de pasarlo a la Cámara de los Lores para su aprobación final.
Johnson
criticó hoy, a través de su cuenta de Twitter, al líder laborista, Jeremy
Corbyn, al afirmar que la medida aprobada anoche implica el riesgo de
desencadenar "años de incertidumbre" y "retrasos" en la
ruptura con Bruselas, e insistió en que está centrado en liderar al Reino Unido
para sacarlo del bloque europeo este 31 de octubre.
El
líder conservador castigó ayer a los diputados "tories" rebeldes al
expulsarlos del grupo parlamentario, medida que ha afectado a destacados
parlamentarios, entre ellos Kenneth Clarke -el más veterano de los Comunes y,
por ello, llamado el "Padre de la Cámara"-.
El
premier prometió sacar a Reino Unido de la UE "con o sin acuerdo" más
de tres años después de la votación del referendo, pese a que sus detractores
advierten que el Brexit "duro" tendrá consecuencias económicas
desastrosas y debe evitarse.
Hasta
ahora utilizó todas las estratagemas legales y parlamentarias para evitar que
los legisladores pudieran imponer un nuevo aplazamiento del Brexit, incluida la
imposición -con aval de la Reina- de una suspensión de la actividad
parlamentaria por cinco semanas y la amenaza de adelantar las elecciones
generales.
Sin
embargo, la atmósfera política desatada por estos movimientos sólo consiguió
aglutinar a sus adversarios y reafirmar la convicción de muchos rebeldes
"tories" de que es necesario poner por delante los intereses del país
a los de su propio partido.
La ley
electoral británica indica que se requiere una mayoría parlamentaria de dos
tercios para celebrar elecciones anticipadas, lo que significa que el principal
partido laborista de la oposición deberá apoyarla.
Johnson,
dada su popularidad, confía en un resultado electoral a su favor para sumar
diputados y contar sobre todo con los votos de los británicos que apoyaron al
Partido del Brexit de Nigel Farage en los comicios europeos de mayo.
Hoy,
el Tribunal de Sesiones de Edimburgo (Escocia), dictaminó que Johnson, actuó de
acuerdo con la legalidad cuando decidió suspender temporalmente el Parlamento,
con lo que zanjó uno de los capítulos de la batalla legal desatada con su
maniobra.
El
juez Lord Raymond Doherty afirmó que la acción del Gobierno "no
contraviene la ley", porque la potestad de suspender la Cámara de los
Comunes "es un poder reservado al Ejecutivo".
La corte civil de mayor rango de Escocia se pronunció así sobre la demanda presentada por un grupo de más de 70 diputados británicos, que, el mes pasado, pidió que se estableciera la legalidad de clausurar la Cámara de los Comunes para evitar que los detractores de un Brexit sin acuerdo puedan frenarlo.
Télam