Anahí Vénica: 40 años caminando el arte
La artista sanfrancisqueña lleva 40 años recorridos con el pincel y los lienzos. Con la pérdida de su esposo Gustavo y la contención de sus cinco hijos, la mujer de 64 años confiesa que es la misma de siempre pero su arte hoy explota a través de las redes sociales. Fiel a su estilo, Anahí sigue contando historias y eligió Voz Mujer para ser lo que ella siente que es: Vida.
Hace 40 años que sus obras de arte marcan un camino en el mundo artístico de nuestra ciudad. Ella, Anahí Graciela Vénica, está celebrando a sus 64 años de vida, cuatro décadas entre pinceles y lienzos.
Artífice de un estilo y de historias llenas de fantasía que resultan atrapantes, esta mujer madre de seis hijos - uno fallecido a los 20 días de nacido - recorrió una vida llena de pinceladas de éxito.
Su pérdida mayor, la de su esposo Gustavo, le permitió aprender a vivir la viudez siendo lo que ella cree que es: vida y eso lo explota al máximo llevando y vendiendo sus obras a través de las redes sociales donde se conecta de otra manera con el público.
- 40 años de carrera en el arte. ¿Qué significa este camino en tu vida?
Me preguntás qué significa y pienso en un camino común, en cuando salgo a caminar por la ciudad y voy eligiendo calles al azar. Elijo un camino porque hay más sombras, porque me da curiosidad por lo que pueda transitar o vuelvo al de mi infancia vivida. Las calles se me van ofreciendo y yo eligiendo. Ese es un camino y así fue el de mi vida. Para ello, elegí tiempos apropiados para salir al camino, le puse ganas para salir a caminar, agregué confianza en que podría lograrlo y preparación, fortalezas y debilidades reforzadas. También sumé esfuerzo acompañado por una vocación al camino elegido, busqué siempre y nunca dejé de buscar los caminos que me sorprendieran. Probé caminar descalza, con zapatillas, con ojotas, con zapatos .Y fui dejando huellas para poder volver y reiniciar o saborear caminos o formas ya transitadas; gateé, caminé y corrí, volví a caminar y así siempre aprendiendo y gozando. Siempre lo hice tratando de hacerlo mejor, buscando ayuda en los que más saben y en comunicación con otros porque de lo contrario podés perderte y no saber cómo elegir. Mi camino se llama arte y lo sigo caminando hasta que la muerte nos separe.
- En medio de este camino, perdiste a tu marido, un compañero de toda la vida. ¿Qué significó para vos ese momento y qué aprendiste de ello?
Cuando vas a caminar y sabés que el trayecto es largo, dicen que es bueno tener un bastón que ayude en la caminata.Al principio del sendero, tuve uno muy importante y de buena madera, fuerte, optimista y amante del arte; mi padre. El resto tuve como sostén a mi marido Gustavo que me dio descanso, valentía y aliento para seguir y que me duró cuarenta y seis años, que no son pocos. La madera de esos bastones se transformaron en algo más fuerte, no sé cómo explicar lo que no se ve pero se siente y siendo menos metafórica la muerte existe, lo sabemos y aún nos extrañamos de eso.
Cuando quedé viuda, dije a esta palabra si le saco la "u", se convierte en vida y eso es lo que hice. Seguí caminando pués soy vida y no puedo defraudar eso.
¿Cambiaste?
Hubo cambios. Transformé mi espacio. Ya no somos dos sino una. Y trabajo intensamente buscando expresiones nuevas. Busco arte y lo encuentro y aquél bastón, hoy etéreo, me sigue sosteniendo para que siga.
"Cuando quedé viuda, dije a esta palabra si le saco la "u", se convierte en vida y eso es lo que hice. Seguí caminando pues soy vida y no puedo defraudar eso", confesó la artista sanfrancisqueña.
- Da la impresión que estamos ante una nueva Anahí, que poco a poco abre sus puertas a la gente con muestras y vendiendo tus obras de una manera más masiva. ¿Por qué tomaste esa decisión?
No hay una nueva Anahí, siempre abrí mis puertas. Concursé en salones, fui premiada, realicé muestras colectivas e individuales y fui docente cofundadora de la escuela de Bellas Artes. También, tuve una casa taller de trabajo y enseñé de forma privada para niños y adultos y mis obras tuvieron amplia recepción y en la mayoría adquiridas.
En fin, todos estos logros que me hicieron muy feliz en estos cuarenta años caminados desde que egresé en 1980 de Artes Visuales de Rosario. Todo esto sin redes sociales y eso es lo nuevo ahora. Hay una nueva Anahí en lo digital y redes que te comunican a un público más amplio, y me hizo más popular.
- Tus hijos, todos, tienen una marcada carrera o artística o comprometida socialmente. ¿Ese fue el camino que querías que tomen? ¿Qué significan ellos en este momento en tu vida?
A nuestros hijos los criamos en libertad en conciencia de valores, claro. Todos eligieron colegios distintos para formarse y carreras diferentes como Teatro, Abogacía, Diseño de Moda, Psicopedagogía y Cocina.
Si volvemos a la metáfora del camino, yo soy uno troncal que se abre a su vez en cinco. Cada uno lleva a lugares distintos, mi tierra es la misma de ellos pero terminan en otros lugares. Si mirara desde el espacio y me alejara, vería un lugar en común situado en el medio del país. Eso significa. Son mi tierra llevada a otros lugares, una tierra de infinito amor pero libres de que con ella hagan lo que deseen. Y por último puedo decirte, que ellos han hecho mucho más fértil esa tierra.
- ¿Cómo sigue tu
carrera?
Avanzando. Ya hace unos años que comencé a hacer objetos de arte en madera pintada. Tuvo mucha receptividad y me fue muy bien. Lo son en pequeños formatos y más accesibles. Mucha gente está regalando arte y me llama especialmente por encargos.
- ¿Quién es Anahí Vénica?
Lo que yo piense es seguramente distinto a lo que los otros ven de mí pero nadie se conoce realmente. Pero puedo decir que voy muy seguido al río San Antonio por razones familiares y eso soy, un río que avanza, no se detiene y según las rocas grandes o pequeñas que encuentra reacciona, se manifiesta pero siempre avanza y con pasión.