Adoptar galgos: una tendencia entre las mascotas que eligen los sanfrancisquieños
Los responsables de que estos perros lleguen a los hogares son ONG's que se dedican a rescatar y a dar en adopción a ejemplares que fueron explotados, maltratados y abandonados. La raza no se vende en veterinarias. En 2017, 37 galgos fueron adoptados en San Francisco y Frontera.
En las calles y plazas de San Francisco se volvió habitual ver galgos paseando con sus dueños, aunque esa postal esconde un problema que va mucho más allá de convertirse en mascotas urbanas.
Entre las cualidades de los galgos, más allá su belleza y porte, está la de su carácter: son muy cariñosos y apegados, casi no ladran, no pierden pelo y duermen buena parte todo el día.
La pseudo tendencia de tener galgos difiere del estrellato que en su momento tuvo el collie a raíz de la popular serie Lassie, el dálmata tras "La noche de las narices frías" y, recientemente, el bulldog preferido por chicos y chicas hipsters o el chihuahua, habitué en bolsos de personajes del jet set internacional.
Mi primera mascota
Salvador es un galgo atigrado que llegó a la vida de Natalia Ríos hace 8 meses, luego de que ella lo adoptara. "Tenía gatos y nunca había tenido perro. Salvador es mi primer perro mascota", comenta Natalia.
La joven dio con Salvador a través de las redes sociales y fue la mirada de ese galgo tan lastimado, golpeado y abandonado la que la llevó al noble acto de la adopción y animarse a tener un animal de esta raza en su casa. "Tener un galgo es hermoso, es bueno, tranquilo, obediente y hace travesuras a veces como todos, pero se lo reprende y entiende", cuenta.
"Le gusta dormir mucho y si puede ser en la cama, mejor", agrega.
Natalia cuenta con un patio grande, lo que le da a Salvador un buen espacio para correr y jugar. "Quería que esté cómodo. Sabía que iba a necesitar un patio donde jugar y eso me dio la seguridad de adoptarlo".
El calor de hogar tras el maltrato
Ringo es otro galgo cuya vida cambió para siempre y hoy es uno más en la familia de Pamela Lebrino. "A Ringo le curé las heridas físicas y las del alma. Hoy es un galgo feliz", relata Pamela emocionada.
El galgo color gris que hoy corretea por su hogar y juega con sus "hermanitos" perros, es una víctima más rescatada de las carreras ilegales de galgos. "Con Ringo nos conocimos allá por septiembre de 2015, cuando dieron aviso de un perro en un descampado de la ciudad, que no dejaba de aullar. Cuando lo conocí, pude advertir el porqué de tanto dolor. Tenía quebrada una de sus patas delanteras. Cuesta creer que a tan temprana edad - tenía alrededor tres meses cuando Pamela lo halló- era víctima de la práctica aberrante de las carreras ilegales de galgos".
Con la timidez que caracteriza a la raza y recuerdos del dolor de la tortura a la que fue sometido, Ringo es hoy uno más de la jauría de Lebrino. "Era un perrito bastante sumiso, muy particular en su raza y miedoso. Después de dos años juntos, la calle todavía lo asusta un poco, pero juntos vamos trabajando en vencer sus miedos".
"En casa es uno más, se adaptó, vive con otros perros y tiene un comportamiento excepcional", indica.
Amor a primera vista
Helena tiene 7 años y también es una galga adoptada. Su dueño es Ezequiel Vietto quien le da todo el amor. "Helena está conmigo desde hace unos 4 años, más o menos. Es difícil explicar lo que se siente porque los galgos son muy especiales, ellos siempre siguen a su dueño pero Helena quiere caricias de todo el mundo".
Helena siempre está con Ezequiel pero tiene otro amigo más que es Zeus, un pitbull de 1 año. "Ella convive con Zeus, mi otro perro, sin problemas. Aunque tengo un buen espacio, a ella le gusta salir a pasear, la tranquiliza bastante".
A Ezequiel siempre le gustaron los galgos y con Helena cuando la adoptó sintió una conexión especial. "Cuando fui al refugio, ella fue la primera en saltarme encima y me di cuenta al instante que ella era lo que quería o ella me quería a mí", expresa entre sonrisas Ezequiel.
"Con los galgos no hay nada que temer. Solamente hay que amarlos y cuidarlos, porque como con cualquier otra mascota, solo es cuestión de querer", añade.
Tyson, uno de los galgos que fueron rescatados por la Protectora de Animales
En 2017, 37 galgos fueron adoptados
Lastimados, golpeados, doloridos, temerosos. Muchos de los galgos que en la actualidad se dan en adopción en los distintos centros de refugios u ONG, aparecen en estados calamitosos, sin importar su edad.
Los galgos ya no son mercancía de carreras, tras las aprobación de la Ley 27.330, que prohíbe estos eventos en todo el territorio nacional, castiga con penas de hasta cuatro años de cárcel y multas de 80.000 pesos a quienes realicen o promuevan la actividad. Hoy se los puede ver deambulando a la vera de los caminos, en campos perdidos o en las calles.
Mariana Ghigo, presidenta de la Sociedad Protectora de Animales de San Francisco "Mario Gemelli", contó que "la gente notó y se concientizó de las propiedades que tienen los galgos, de lo amorosos y tranquilos que son aunque pueden tener alguna que otra correteada".
En los caniles de la Protectora, el 40% de la población corresponde a galgos puros y mestizos, en su mayoría rescatados antes de la sanción de la ley. En lo que va de 2017, la institución entregó en adopción 7 galgos adultos y 15 cachorros.
"Después de la promulgación de la ley hubo un rebrote de galgos deambulando, pero el maltrato y el sufrimiento de estos animales era previo. Aunque hay conciencia, todavía se encuentran galgos en barrios periféricos", manifestó Ghigo.
Por su parte, Silvana Sosa, presidenta de Proyecto Pulguitas, el grupo de rescate que trabaja desde hace más de un año en Frontera y alrededores, comentó a este diario que ya dieron en adopción a 15 galgos y hay otros 4 en espera de una familia. "Hay una cantidad enorme de galgos con sus crías, tantos puros como mestizos".
Tanto Ghigo como Sosa reconocieron que las adopciones de galgos que se dieron todas fueron positivas y no se devolvió ningún animal. "Quienes adoptan a un galgo, son personas que pensaron en adoptar y saben qué tipo de animal es, porque no está dentro de los estándares comunes para una mascota, pero son muy cariñosos".
"La gente debería vivir la experiencia de adoptar un galgo", exhorta Sosa.
El galgo es una
de las razas más antiguas y desde siempre fue considerado como un animal de
porte por su físico y agilidad. Se cree que los galgos acompañaban a los
pueblos nómades hace 10.000 años atrás y de hecho, es el único perro nombrado
en la Biblia. Según el médico
veterinario Gustavo Javier Díaz (M.P. 1074), con más de 30 años de profesión,
"tengo muchos pacientes galgos, cada vez más son las personas que se acercan
con esta raza como mascota y todos son rescatados". Respecto del
comportamiento de los galgos a la hora de convertirse en la mascota de
compañía, "hay que reconocer que el galgo no es una raza como un caniche o un
shih tzu que tienen esa función. El galgo en particular, es muy tímido, con
extraños peor. No es muy cercano a los niños pero es gran compañero de las
personas adultas. Es un perro dócil, tranquilo. Suele ser muy independiente en
su vida y longevo, ya que llega a vivir en promedio entre 12 y 14 años". Sobre la
actividad física, "el galgo es un perro que necesita estar en movimiento.
Aunque duermen todo el día, tienen momentos de actividad media y alta. Mucha
gente los tiene en departamentos y si bien el animal se adapta, lo más
aconsejable es que cuenten con una casa con espacio para que puedan desarrollar
su movimiento". Para su
mantenimiento, "hay gran variedad de comida balanceada por lo que el costo de
alimentación y cuidado es medio. Con 400 gramos por día de comida, el galgo se
alimenta correctamente". "Esta raza es
considerada la más pura de todas y posiblemente la raza de perro más saludable
en cuanto al desarrollo de enfermedades hereditarias o de predisposición
genética. La única enfermedad que puede sufrir es un problema en la dermis,
como cualquier perro de pelo corto", confió Díaz. Si bien la adopción
parece ser la vía más común para tener a un galgo como mascota, Díaz cuenta que
"los galgos no se compran en las clínicas veterinarias o en los pet shops. Si
alguien compra un galgo, cosa que no es habitual, lo hace en un criadero y hay
varios en nuestro país. Hoy la gente adopta a los galgos". En cuanto a su
historia, "el galgo es una raza canina autóctona de España, por lo que también
se le conoce como galgo español. Aunque hay varios tipos de galgo, lo que vemos
en nuestra ciudad y la región es el
galgo español, que se caracteriza por tener un cuerpo delgado, patas flacas y
pecho voluminoso considerado de talla grande con 60 0 70 centímetros de alzada
y un peso promedio de 30 kilos".Características de la raza
Necesita espacio
No se venden en
veterinarias
En San Francisco
predomina el galgo español