Cuando la profesión se convierte en inclusión
Franco Pelizzetti es uno de los tantos diseñadores industriales que hace de su formación universitaria un puente para ayudar a los que más necesitan. Su aporte es el desarrollo de bicicletas adaptadas para mejorar la calidad de vida de quienes más las necesitan.
Todas las profesiones tienen su costado social porque, finalmente, tienen una responsabilidad y un rol con las comunidades. Como ocurre con la medicina, el derecho o el mismísimo periodismo, el diseño industrial también ocupa un lugar sustancial para las comunidades y en la actualidad, permite una regeneración y un crecimiento considerable de las sociedades.
El diseñador industrial oriundo de Devoto, Franco Pelizzetti (41) egresó de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño Industrial (Faudi) y convirtió sus conocimientos en empatía cuando hizo hace más de un año desarrolló una bicicleta tándem para un joven con discapacidad de su pueblo.
Hoy, está encarando dos nuevos proyectos entre ellos, para un niño con trastorno del espectro autista y el mejoramiento del anterior.
Una de las cuestiones más complicadas para este diseñador, es difícil conseguir los recursos pero la solidaridad es un efecto en cadena que logra con sus proyectos y contagia a los que luego lo ayudan.
En el marco de la celebración del día de los diseñadores industriales celebradas el pasado 29 de junio, muchos profesionales como este devotense apuestan por la inclusión y la empatía
"Lo hice porque me genera un bienestar personal ya que con pequeños actos se puede aportar algo, ya sea desde lo personal como en lo relacionado con mí actividad. Si mi profesión me permite concretar algo, bienvenido sea", indicó Franco.
Los proyectos
El primer proyecto de Franco fue una bicicleta triciclo adaptada a un joven de su pueblo, Devoto, con discapacidad para aprender a pedalear y movilizarse por sí mismo. La bici tiene la particularidad que manubrio y pedales se comunican entre ellos para que la persona con discapacidad pueda copiar los movimientos de quien si tracciona la bici, que es quien va atrás.
Para Franco, "no fue difícil concretarla sino complicado adaptarla. Estando en un pueblo, se puede conseguir ayuda de mucha gente solidaria. Cuando lo hice para la primera bici, torneros se acercaron, soldadores también hicieron lo suyo, me donaron partes y más".
Pensando en nuevos proyectos como es el caso de la readaptación de aquella primera bicicleta como así también un ejemplar para un niño autista, Franco confió que "tanto para hacer una bici como cualquier otro diseño, el desafío son los recursos tanto materiales como económicos, es decir, todo aquello que se pueda conseguir para luego adaptarlo al diseño; idea que pienso conceptualmente, lo estudio, lo analizo, veo que funcione y luego salgo a buscar en el mercado de forma económica, aquello que me permita realizarlo".
"El diseño industrial me permite tener una versatilidad en lo que haga, ya sea en una bicicleta hasta un elemento médico. Te da una amplitud de visión gracias a todo lo que te da la facultad, con las herramientas necesarias para enfrentar cada problemática", concluyó.