Abuela de 83 años terminó el primario como abanderada
Esta historia de superación conmovió a la población de Colonia San Pedro. Hilaria no abandonó su deseo de saber leer y escribir. Hoy es la abanderada de la escuela para adultos.
A los 11 años Hilaria Peralta de Caluva tuvo que dejar el colegio y salir a trabajar. Su historia es la de muchos abuelos que en plena infancia, por lo duro que era todo cuando eran pequeños debieron ayudar a sus papás para "llevar el pan a la mesa".
Sin embargo, Hilaria se tomó revancha de aquella crueldad del destino que la obligó a dejar los libros a un lado. En pocos años logró terminar el colegio primario, aprender a leer y escribir y las operaciones básicas de matemáticas. Y todo fue a pocas cuadras de su casa en Colonia San Pedro, cerca de Morteros, ya que asistió a la extensión en el pueblo del Centro Educativo Nivel Primario para Adultos de donde egresó como abanderada de la bandera argentina (Cenpa).
Ahora a los 83 años esta semana se recibió culminando sus estudios, sellando aquel ciclo que quedó trunco tanto tiempo atrás y transformándose en un ejemplo para grandes y chicos jóvenes que a veces también dejan de lado el colegio.
"Estoy muy emocionada, no pensaba que iba a llegar a terminar. Siempre les digo a mis hijos que me estoy haciendo famosa después de vieja. Me gustó hacer el colegio porque aprendí muchas cosas", contó con una voz sencilla y tranquila Hilaria en su acto de egreso.
La pequeña Hilaria y la "nona" como todos la conocen se reencontraron a través de las aulas y los libros. "Volví al colegio después de dejarlo a los 11 años. Mis papás me sacaron de la escuela porque vieron que yo ya sabía leer. Era basta y suficiente porque tenía que ir a trabajar para ayudar ya que éramos muchos hermanos", relató a FM República.
Un ejemplo
Hilaria no empezó sola el colegio, siempre tuvo en su interior la llama del aprendizaje prendida, pero con una familia conformada vio que su nieto también había dejado la escuela. Su primer objetivo entonces fue lograr ser una compañía para él y que terminaran juntos, "pero él después dejó".
De todas maneras, ella es optimista de que alguna vez retome. "Siempre quise que mis hijos terminaran de estudiar y ahora mis nietos. Creo que aunque yo no lo había terminado sí les di esa fuerza. En la vida no me fue mal siempre me las arreglé, haciendo cuentas y esa misma manera la usé en la escuela porque mi maestra me dejó hacerlo como a mí me salía", comentó subrayando en todo momento la importancia del apoyo e incentivo de las docentes que la acompañaron en este trayecto.
Ahora para Hilaria se abre una disyuntiva, no sabe si seguirá estudiando el nivel secundario, "es algo que tiene que pensarlo", aunque ganas no le faltan. "A mí me gusta mucho estudiar, aprender y leer así que no niego que quizá siga", expresó.
A los 11 años tuvo que dejar el colegio para ayudar trabajando a sus papás, pero ahora de grande cumplió su sueño de culminar sus estudios.
Estudiar, su consejo
Consultada sobre el consejo que les daría a las personas que dejan el colegio, o que después dudan de retomar los estudios siendo adultos Hilaria fue contundente: "A los chicos que dejan les diría que están errados porque hoy sino tienen estudios no hay trabajo, es lo que más oportunidades da aunque sea de empleado de cualquier cosa".
Para ella la única opción de progreso y bienestar en la vida es el acceso a la educación y el estudio, sobre todo para los "chicos jóvenes".
Hilaria es una de las tantas personas que tienen deudas pendientes con un pasado duro al que tuvieron que hacerle frente desde muy pequeños, pero también es parte de una porción de la población a la que la vida les dio revancha, porque estaban convencidos de que en un libro estaba la respuesta.